¿Te has puesto a revisar el contenido nutricional de ese jugo que tomas seguido, de esa barrita o frituras que comes por lo menos una vez a la semana?
Aunque la información que se imprime en estos empaques es obligatoria y es importante que la conozcas para cuidar tu salud, es altamente probable que tú, como nos pasa a 8.5 de cada 10 mexicanos, no sepas bien a bien qué estás ingiriendo al momento de comer no porque nunca te hayas detenido a leer la etiqueta, sino porque la información que presenta es muy poco clara.
Cada vez comemos más en la calle y con el paso de los años ingerimos más alimentos procesados con un pobre valor nutricional y con ingredientes que afectan nuestra salud, sin embargo, en la mayoría de los casos, lo que contienen estos alimentos es un gran misterio para los consumidores.
Así lo indica la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición, ENSANUT, la cual logró documentar que 80% de los consumidores no sabemos cuántas calorías son las que necesitamos consumir diariamente.
Pero, ¿por qué debería preocuparnos no tener esta información? Sencillamente porque nuestro país atraviesa por una crisis de malnutrición y enfermedades relacionadas con una dieta deficiente. En México es más probable morir por las complicaciones de enfermedades como obesidad, diabetes e hipertensión, que de ciertos tipos de cánceres, accidentes de tránsito o por un homicidio. La mala alimentación es un asesino serial silencioso y podemos pararlo.
(Foto: Cuartoscuro)
Para muchas personas expertas en la materia que han documentado casos de éxito en otros países, la primera frontera de esta epidemia es acercar la información necesaria a las personas que consumen los productos. De esta manera podríamos saber qué le damos de comer a nuestros seres queridos y a nuestro propio cuerpo.
Si esta idea es compartida por tantas personas, ¿por qué no se ha logrado en México que los productos alimenticios muestren la información con una etiqueta completa y clara sobre lo que contienen?
Digamos que nuestro país es uno de esos casos en donde lo emprendido desde las leyes no ha sido suficiente, pues las normas que rigen al etiquetado han sido intervenidas por la industria alimenticia.
A partir del año 2011 en México se utilizan las guías de alimentación y aunque se hicieron obligatorias en el 2014, han demostrado ser deficientes y poco comprensibles.
Si tienes a la mano un refresco, jugo, alguna golosina o una bebida energética, ¿podrías descifrar cuál es su contenido nutricional?, ¿lo que aporta es mucho o poco?, ¿es saludable o poco saludable? Darle una revisada directa nos permite caer en cuenta que estamos frente a un etiquetado diseñado para fallar.
La razón por la que desconocemos todos estos datos es deliberada y genera grandes ganancias. Por años industrias como la refresquera y de alimentos ultraprocesados han hecho todo lo posible para evitar que la información que aparece en los empaques sea clara y sencilla.
Por eso es sumamente relevante lo que estará pasando en las próximas semanas en la Cámara de Diputados y en el Senado de la República. El colectivo #EtiquetadoClaroYa, integrado por personas expertas en temas de salud pública, alimentación y epidemiología, han logrado llevar su propuesta al pleno de la Cámara de Diputados y será discutida en próximas semanas.
Esta iniciativa busca que los empaques de alimentos y bebidas digan explícitamente si contienen algún elemento nocivo para la salud y que sea comprensible sin mayores confusiones. No será una batalla sencilla, pues la industria alimenticia buscará detener esta propuesta, cabildeando con legisladores su voto en contra.
Esta propuesta debe ser defendida por ser del interés mayor de nuestro país. El modelo de etiquetado que propone el colectivo #EtiquetadoClaroYa emula casos de éxito en otros países como Chile, Israel, Perú y Uruguay, los cuales han logrado ganar esta batalla de información y han hecho leyes que obligan que los empaques de los alimentos indiquen de manera sencilla si contienen excesos en azúcar, sal, grasas saturadas u otros elementos que, en exceso, pueden ser nocivos para la salud.
El reto es que una persona pueda, en no más de 30 segundos, tener la información completa que le permita saber si está frente a un alimento nutritivo o frente a un posible problema.
Podría parecer extraño, pero un pequeño cambio en una etiqueta puede salvar millones de vidas mexicanas. Conocer el contenido de nuestros alimentos es importante porque podemos decidir con información plena lo que es mejor para nuestro cuerpo.
Esta epidemia de salud pública puede detenerse, por eso permanezcamos con toda la atención a las instancias legislativas para que se logre poner la salud de nuestro país por encima de los intereses económicos de unos pocos.