La pandemia que estamos viviendo, entre otros efectos, ha venido a modificar la realidad económica de nuestro país. La pérdida de empleos, el cierre de negocios, la quiebra de empresas de servicios, el endeudamiento de las familias, entre muchas otras afectaciones, lamentablemente han sido la constante en los últimos meses.
Sumado a estos problemas, las condiciones de pobreza que prevalecían antes de la pandemia se han agravado de manera acelerada durante este semestre. En las últimas semanas, he tenido la oportunidad de conocer algunos testimonios de quienes hoy sufren en carne propia las afectaciones de esta crisis.
Según lo que me han compartido, muchos hogares en Jalisco –aunque bien podría estar sucediendo en todos los estados del país– han optado por modificar su alimentación debido a la falta de ingresos formales. Han reducido el consumo de frutas, verduras y proteínas y aumentado el consumo de pastas tratando de ahorrar la mayor cantidad de recursos posibles. Sumado a esto, el trabajo de cuidados –no reconocido ni remunerado– de las mujeres ha aumentado exponencialmente.
Otra situación que duele conocer es la imposibilidad de muchas familias para que todos sus hijos e hijas puedan seguir estudiando. Miles de hogares con recursos limitados no tienen acceso a dispositivos móviles, servicio de internet o presupuesto para pagar el ciber-café. Frente a ello, han tenido que hacer la difícil elección de cuáles de sus hijos continuarán tomando clases este año.
Esta pandemia ha trastocado nuestros hábitos, salud y prioridades públicas. Sin embargo, es evidente que ha afectado más a quienes menos tienen. De manera intensa, ha presentado tremendas dificultades al 49% de la población que en 2019, según Coneval, tenía dificultad para poder comprar la canasta básica.
Por ello, es importante prestarle atención a las propuestas que la organización Acción Ciudadana Frente a la Pobreza presentó este sábado en el marco del Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza.
Entre las diez medidas que esta organización propone en el Reporte Especial México sin pobreza, se encuentran la universalización de la seguridad social, para que la salud y el sistema de cuidados –el cual comprende servicios como las guarderías, escuelas de tiempo completo y estancias para adultos mayores– no dependan del estatus laboral.
La propuesta de la organización también señala que se deben brindar apoyos directos a todas las personas que tienen ingresos por debajo de la línea de bienestar, prestar especial atención a la nutrición infantil, así como impulsar proyectos que permitan el desarrollo económico sustentable a través de proyectos que respeten el medio ambiente, que impulsen formas cooperativistas de trabajo y que incentiven a que las personas jóvenes tengan un primer empleo.
En suma, las políticas públicas presentadas se suman a las ideas que desde distintos espacios del activismo, academia e incluso del gobierno llaman a tener una respuesta contundente e integral al mayor reto económico y social que ha vivido el país en tiempos recientes.
Conviene que los gobiernos municipales, estatales y el federal retomen propuestas que podrían no haber sido consideradas en la primera oleada de respuesta que se le dio a la pandemia.
La crisis nos convoca a colaborar y abrirnos a soluciones que antes podrían haber estado descartadas. Por quien hoy sufre, rifa si sus hijos irán a la escuela, por quienes han dejado de comer, por todas esas personas, es vital que la sociedad y los gobiernos logremos construir las mejores respuestas posibles a este reto sin precedentes.
