Pedro Kumamoto: La ciudad y sus árboles

Estar en espacios verdes urbanos mejora la salud mental y física
Estar en espacios verdes urbanos mejora la salud mental y física
Sin estrés.Estar en espacios verdes urbanos mejora la salud mental y física
Cuartoscuro
autor
Pedro Kumamoto
Excandidato independiente al Senado por Jalisco
2022-07-12 |07:18 Hrs.Actualización07:18 Hrs.

El primer árbol que recuerdo es un hule de unos 15 metros que, afortunadamente, aún sobrevive. Debajo de él aprendí de los ciclos de la naturaleza: sus hojas en el piso anunciaban el otoño, sus ramas pelonas el invierno, la salida de los hormigueros la primavera y el verano se hacía sentir al tomar resguardo bajo él. Su sombra acompañó los partidos de futbol más heróicos que se han disputado en esa calle y también fue el lugar de encuentro para jugar tazos e intercambiar estampitas. Ese hule fue el primero de muchos árboles con los que formé una relación de aprecio y cuidado.

Vendrían varios sabinos, primaveras, lluvias de oro, un ficus pandurata y un árbol de aguacate. Todos ellos generan una sensación de hogar inigualable, una promesa para la ciudad y un refugio para los pájaros y transeúntes. Más allá de afectos, existe un vínculo fuerte entre los árboles y el resto de los seres vivos, una relación simbiótica de la que dependen muchos factores para la vida: la regulación del clima, la calidad del aire, el ciclo del agua y la multiplicación de otras especies. Esta columna busca hablar de esos beneficios para que, en defensa de los árboles, podamos construir una nueva manera de pensarlos y multiplicarlos dentro de nuestras ciudades.

Las zonas urbanas, ya sean residenciales, comerciales o industriales, tienen temperaturas más elevadas cuando carecen de árboles. Las grandes áreas cubiertas por pavimento producen que se absorba la radiación solar y se genere mayor concentración de calor en las ciudades, un fenómeno que se conoce como islas de calor. Un dato sorprendente es que los árboles ayudan a reducir el calor de las ciudades desde dos hasta ocho grados centígrados, conclusión a la que llegó Jonas Schwaab, investigador del Instituto de Ciencias de la Atmósfera y el Clima de la Escuela Politécnica Federal de Zúrich, después de comparar las diferencias de temperatura en áreas urbanas con árboles, espacios verdes urbanos sin árboles y áreas con edificios.

Además de las razones climáticas, los árboles son una gran herramienta para tener aire más limpio: según ONU Hábitat, un árbol puede absorber hasta 150 kg de gases contaminantes por año. Por lo anterior, la planificación urbana y el diseño de proyectos arquitectónicos deben incluir estudios de arborización, pues los árboles no son solo elementos decorativos sino que actúan como un recurso estratégico para mitigar la circulación de gases de efecto invernadero.

El valor de los árboles como protectores del suelo también está ampliamente probado. Según la FAO, 20 millones de personas de la Ciudad de México obtienen agua potable de los bosques de montaña que rodean la zona urbana. Cada árbol es un aliado fundamental contra las inundaciones y sequías en las ciudades.

Por si fuera poco, los árboles también son importantes para la salud mental. Rob McDonald, investigador de The Nature Conservancy, ha recopilado estudios que revelan que estar en espacios verdes urbanos mejora la salud mental y física: disminuye el estrés, la presión arterial y ayuda también a disminuir la depresión.

Los esfuerzos de reforestación usualmente ocurren bajo la dirección de uno de tres actores principales: el mercado, el Estado o las propias comunidades. En varios casos se ha mostrado que la opción comunitaria tiene ventajas interesantes, pues logra sensibilizar a los pobladores, quienes en el proceso aprenden sobre el cuidado de los árboles y su entorno. Sobre este tipo de iniciativas hay muchos ejemplos, pero entre ellos destaca el caso de la Presa Manuel Palacio Fajardo en Venezuela, donde como parte de una investigación conducida por la Universidad Pedagógica Experimental Libertador, se logró una labor titánica de reforestación con bambús endémicos y una serie de talleres de sensibilización para la ciudadanía.

Que sean las comunidades las que lideren el proceso de reforestar las ciudades tiene muchas ventajas, y sobre todo tiene sentido cuando son éstas las que han comprendido que serán las principales beneficiarias de una ciudad con más árboles.