Pedro Kumamoto: Una batalla por el tiempo

Reducir la jornada laboral no está ni cerca de traer el desastre económico que algunos creen
Reducir la jornada laboral no está ni cerca de traer el desastre económico que algunos creen
En México.Reducir la jornada laboral no está ni cerca de traer el desastre económico que algunos creen
Shutterstock
autor
Pedro Kumamoto
Excandidato independiente al Senado por Jalisco
2023-10-17 |06:59 Hrs.Actualización06:59 Hrs.


Es posible que por primera vez en más de 100 años, las y los trabajadores mexicanos tengan más tiempo para descansar: en el Congreso federal se discute una reforma para reducir el número de horas trabajadas por semana de 48 a 40. Esta disminución significa que las personas trabajadoras podrían tener dos días de descanso a la semana en lugar de uno: un día entero para usarlo como más les guste. Así, aunque esta es una reforma laboral, su trascendencia impacta el resto de las esferas de nuestra vida.

¿Pero por qué este tema es tan importante para México? Según datos de la OCDE, nuestro país es el peor calificado en la relación vida-trabajo: el 29% de las y los trabajadores tienen jornadas laborales calificadas como “muy largas”, cuando solo el 9% de los trabajadores de otros países trabajan cantidades excesivas de tiempo. Asimismo, de acuerdo con la misma organización, las personas trabajadoras mexicanas dedican 14 horas al día al sueño, el ocio y al cuidado personal y las 10 horas restantes al trabajo.

En México tenemos algo que podríamos calificar como pobreza de tiempo, algo que afecta sobre todo a los trabajadores en los niveles más bajos de ingreso. Por ejemplo, hay centros de trabajo como las maquilas en que las operarias laboran hasta 50 horas a la semana. Esto también surge a partir de los altos tiempos de transporte que se dan para llegar a los centros de trabajo y de la mala planeación de las ciudades, una situación que afecta desproporcionadamente a las personas que viven en las periferias urbanas. La lucha por el ocio es también una lucha por la reducción de la desigualdad.

Como ocurre con las reformas polémicas, hay voces que se han expresado en contra. Sectores empresariales han dicho que México no está listo para reducir la jornada laboral, porque para no afectar los salarios de los trabajadores y las ganancias de los patrones primero habría que aumentar la productividad. Sin embargo, varios experimentos alrededor del mundo han desmentido esta hipótesis. En un estudio conducido en el Reino Unido por la organización 4 Day Work Global, se encontró que al tener un día más de descanso, los trabajadores se sentían más felices y que las ganancias de los patrones no caían. Reducir la jornada laboral no está ni cerca de traer el desastre económico que algunos creen.

Además, sabemos que restarle días a la jornada laboral es posible porque países con condiciones similares a las de México ya han emprendido este camino. Con el gobierno chileno actual, se pasó de las 45 a las 40 horas semanales. Mientras, en Colombia (país que tiene una productividad por trabajador menor a la de México) a partir del 2023 y hasta el 2026 se pasará de manera gradual de 48 a 42 horas de trabajo semanales, descontando una hora cada año. Estas son discusiones que se están dando en todo el continente y que demuestran que mejorar el balance entre la vida personal y el trabajo está a nuestro alcance.

Es indudable que en los últimos años ha habido avances en los derechos de los trabajadores, como el aumento al salario mínimo y el aumento en los días de vacaciones; avances que, por cierto, no tuvieron consecuencias económicas negativas. Sin embargo, aún hay reformas pendientes que podrían mejorar la calidad de vida de las y los trabajadores. Por ahora, aumentar el tiempo de ocio podría ser el primer paso para pensar en una semana con tres días libres, algo que ya se plantea en algunos países.

El ocio es una forma de prosperidad y es, también, la parte más importante del ser humano. Cuando tenemos tiempo libre es cuando florecen las nuevas ideas y cuando hacemos las pequeñas cosas que hagan que la vida valga la pena: estar con nuestra familia y amigos, descansar sin apuro, comer con calma, leer un buen libro o sentarnos a ver una película. Esperemos que durante la votación de esta reforma las y los legisladores sean sensibles a la pobreza del tiempo de las y los mexicanos y de lo necesario que es recuperar tiempo de vida para las 60 millones de personas trabajadoras del país.