Conocí a Susana de la Rosa en el 2016, impulsando una iniciativa legislativa sobre movilidad urbana en el Congreso local. En ese entonces, el colectivo al que pertenecía Susana soñaba con un transporte público más limpio, seguro, eficiente y con prestaciones laborales para los operadores de los camiones. Esencialmente proponían asegurar por ley un sistema de evaluación de las unidades a través de una aplicación móvil en la cual las y los usuarios pudieran hacer comentarios sobre el estado de los asientos, si se detenía en el lugar correcto o si demoraba demasiado la unidad. A partir de estas calificaciones, se proponía generar mecanismos obligatorios de mejora.
La similitud en nuestra agenda programática, la convicción de hacer de la política un lugar de servicio y algunos viajes en bicicleta, nos llevó a trabajar en más arenas que esta iniciativa legislativa. En 2018 vivimos el proceso electoral en conjunto haciendo equipo, ella como candidata en el Distrito 8 de Guadalajara y yo como parte de la fórmula al Senado.
Después de la derrota electoral que vivimos, Susana fue un liderazgo clave para la comunidad política a la que pertenecemos, siempre llena de sinceridad, determinación, sabiduría y empatía. Esas cualidades fueron reconocidas por quienes la conocemos, y el día de hoy, a sus 27 años, es la presidenta de Futuro, el partido estatal en el que participamos. Por eso quise hablar con ella, a propósito del 8 de marzo, sobre su visión de la participación de las mujeres en la política.
¿Por qué la política, Susana?
Hacer política es inspirar y dar esperanza a otras, porque si una levanta la mano, más lo harán. Y también hacer política por las causas que nos mueven y llaman, en mi caso la movilidad, la salud mental y el trabajar porque ninguna mujer sufra la violencia en su día a día.
¿Cómo ha sido tu experiencia convenciendo a más mujeres de entrarle a la política?
Las mujeres sabemos de los cuidados, e incluso solemos poner primero a nuestros seres amados, por ello nos interesa cuidar a la colectividad y a las comunidades. Esa es la razón por la que debemos estar ahí, en los espacios políticos de toma de decisiones, porque nadie más va a ver la realidad como nosotras. Sabemos construir con mujeres que son madres, maestras, enfermeras, agricultoras, emprendedoras... Esa diversidad y esa esperanza compartida es por lo que vale la pena hacer política.
¿Ves cambios en la participación de las mujeres en esta arena electoral? ¿En qué debemos prestar más atención?
Escuchar a las mujeres hace que no pierda el Norte, me complementa y me ayuda a siempre pensar en construir un mejor Jalisco, un mejor país y un mejor mundo para todas las personas.
Hay retos muy claros que vivimos en la política, como el que no te tomen en cuenta por el simple hecho de ser mujer. Sin embargo, la clave está en no rendirse, en jamás quedarse callada y seguir. Y claro, es fundamental construir alianzas con otras compañeras también, ahí una gran oportunidad en la política. De hacer política para luchar contra las injusticias que viven las niñas, las adolescentes y las mujeres de todas las edades. No quiero permitir que más mujeres sean violentadas, violadas, descuidadas o subestimadas por el simple hecho de ser su género. Quiero trabajar porque quiero construir un país para todas ellas.
El liderazgo de Susana, su claridad y su empatía son para mí uno de los más grandes ejemplos de cómo se debe hacer política en un país que nos demanda más sensibilidad y colaboración. Hoy es importante reconocerle a ella, así como a todas las mujeres que luchan y trabajan por un país justo y en paz.
Porque si una levanta la mano, más lo harán.