Salvador Camarena: ¿Continuidad o freno? En 7 días lo sabremos

Es pertinente cuestionarse qué hará el presidente con el resultado de la elección
Es pertinente cuestionarse qué hará el presidente con el resultado de la elección
AMLO.Es pertinente cuestionarse qué hará el presidente con el resultado de la elección
Presidencia
autor
Salvador Camarena
Periodista
2021-05-31 |06:59 Hrs.Actualización06:59 Hrs.


La jornada electoral del domingo supone al menos dos interrogantes. No sólo tenemos incertidumbre sobre qué harán los mexicanos, castigarán o no al gobierno de López Obrador, sino que también –y ésa sería una novedad al menos desde 2000– es pertinente cuestionarse qué hará el Presidente de la República con ese resultado.

A pesar de tantas encuestas publicadas en estos meses, hay margen para preguntarse qué pesará más en las urnas: ¿la esperanza de concretar el anhelado cambio, aún alimentada por añejos agravios de los que proponen que el imperfecto pasado era mejor que la incierta ruta actual, o el llamado a limitar y/o detener la agenda, y los modos, del presidente López Obrador?

Con dos años y medio cumplidos de gobierno –es un decir–, Andrés Manuel ha dejado en claro una consistencia: su principal agenda es enterrar el pasado inmediato, sus procedimientos e incluso sus instituciones.

En ese camino, el estilo unipersonal del Presidente es uno que no admite réplica o acotamiento, ni interno ni externo. Uno que sin miramientos pasará sobre todo lo que haga falta para imponer su voluntad.

Cabe recordar que incluso antes de mudarse a Palacio Nacional López Obrador se mostró totalmente refractario a cualquier reclamo o cuestionamiento por la cancelación del aeropuerto de Texcoco. No hubo argumento, económico o político, que valiera.

De igual forma desde entonces quedó anulado el diálogo con opositores, con integrantes de poderes u organismos que no se sometieran, y no se diga con colectivos espontáneos (mujeres, víctimas, familias de la Línea 12) u organizaciones autónomas.

Su interlocución con los representantes de las cúpulas empresariales refuerza la tesis de la cerrazón: los recibe, es cierto; luego los empresarios creen que le hicieron entender –mividos–, y al final se hace básicamente lo que el mandatario pretendía desde el principio.

Esa manera de ejercer el poder ha lastimado a distintos grupos. Al personal médico (y no sólo a partir de la pandemia por Covid-19, sino desde mucho antes); a los enfermos (ídem); a investigadores y profesores de institutos privados y públicos; y por supuesto están los agravios a las mujeres, tanto por cancelación de estancias y programas de atención a ellas como por la respuesta a protestas por la violencia; y lo mismo se puede señalar con respecto a las víctimas de diferentes delitos e injusticias. Para todos ellos las puertas de Palacio Nacional están cerradas y hasta vallas les ponen.

¿Responderán en las urnas esos grupos y sus familiares con un voto de censura a Andrés Manuel López Obrador, su partido y sus candidatos? Si así fuera, ¿serán relevantes –cuantitativamente– esos sufragios para hacer una diferencia en la composición de San Lázaro o en la balanza que marcaría una derrota de AMLO?

Es imposible, e insensato, tratar de predecir qué harán quienes se han sentido defraudados, por padecerlo de manera directa o indirecta, por las promesas incumplidas y la arrogancia de un gobierno disfuncional y enfurruñado. Igual y a pesar de todo le dan una segunda oportunidad al Presidente, o igual no encuentran sentido a darle un voto a los opositores, que tuvieron su oportunidad de gobernar y la desperdiciaron miserablemente. Quién sabe.

En el recuento de maltratados por este gobierno no mencioné a quienes podrían reclamar en las urnas los prácticamente inexistentes apoyos a desempleados y emprendedores por la renqueante economía, que ya caía antes de la pandemia; o a quienes padecen por la modificación de algún programa social.

En una semana el pueblo habrá hablado. Entonces tendremos la segunda respuesta: esa que mostrará el temple democrático de AMLO.