Un día de 2019 en una oficina suena el teléfono.
-Banjército, buenos días.
-Habla el general.
-¡A la orden!
-Quiero un crédito, ¿qué sucursal me toca?
-No se preocupe, usted no tiene que ir a la sucursal, faltaba más. Pero, eso sí, nos tiene que enviar varios documentos. Su INE por los dos lados, un comprobante de domicilio muy actual, y nos tiene que autorizar para que veamos su buró de crédito. ¿Le mando la forma? ¿Para qué quiere el crédito?, si no es mucho preguntar, mi general.
-Inmobiliario, como que a mis 60 años quiero comprarme alguito.
-Claro claro mi general, por qué monto y a cuántos años le gustaría el crédito.
-9 millones, usted diga los años.
-¿Eso vale el inmueble?
-En eso me lo venden. Una oportunidad.
-Bueno. Déjeme decirle que a ojo de buen cubero y con una supertasa de 8.75 la hipoteca le saldría como en 90 mil pesos al mes durante 20 años, ¿está bien, mi general?
-¿Qué es eso de la tasa?
-El costo del dinero, general.
-No no, ¿a poco me van a cobrar intereses?
-…
-Llevo 20 años sin vacaciones. Como nunca descanso estoy pensando en mandar a mi familia sola a Europa o a otros lados, Rusia, qué sé yo, porque yo ni tiempo: este Presidente me encargará varias empresas, así que no podré salir. ¿El comprobante de domicilio tiene que estar a mi nombre?
-De preferencia, sí. ¿Le mando la hoja para el buró? Necesito también los últimos seis estados de cuenta de su chequera y necesitaremos que autorice y pague el avalúo. Y llenar una solicitud, son sólo como 14 páginas, y que venga a la sucursal, ahí sí perdón la lata, para tomarle sus biométricos. Y –ya casi acabo– los datos del vendedor para ver quién pone al notario (aquí entre nos, ahórrele aparte para eso, porque jijos, se encajan refeo, con decirle que el pago más alto de la escrituración llegan a ser esos honorarios).
-Yo sólo quiero 9 millones porque está en obra gris. Y siempre he sido cliente de Banjército. ¿Me lo dan o no?
-Sí sí, seguro califica, pero tenemos que correr el modelo, ver lo que resulta entre el valor del inmueble y lo que le daremos, porque pues tenemos que amparar el banco ante riesgos de insolvencia, y luego qué dice su buró, la ley de lavado de dinero, sus exámenes médicos y, bueno, no sé si usted sea persona políticamente expuesta.
-¿Cómo?
-Es que los bancos pues no le prestan a cualquier…
-¡¿Cómo?!
-No no, los bancos, así, en general, pero es que pues luego tienen sus políticas y a la gente en actividades digamos complejas pues no les prestan.
-¿Me va a dar o no el crédito?
-O sea, sí, usted es el jefe del Banjército, imagine si no le doy el crédito, estaría yo loco. Sólo digo que con las personas políticamente expuestas los bancos luego tienen que cuidarse; imagine que en un par de años usted va a, no sé, Disneylandia y –dios no lo quiera, y no me abra corte marcial por siquiera pensarlo– que ande de visita en Estados Unidos y pues el banco se tiene que cubrir si de repente resulta que usted no puede regresar, ¿verdad?
-…
- Errr era un ejemplo. Oiga, general, ¿y no se verá mal?
- ¡Es un préstamo!
-Lo mismo dijo Felipe Calderón en Banobras.
- Yo soy distinto.
-Él lo regresó…. Oiga, ¿no quiere probar en Fovissste?
-Cómo cree, cobran muchos intereses.
-Sí, ¿verdad? Qué suerte tener el Banjército.