En Morena, el proceso interno para elegir candidatas y candidatos a las nueve gubernaturas entra en su fase final y lo hace con situaciones que podrían ser indicativas de lo mucho que le costará la unidad a Claudia Sheinbaum.
La interna que más ha llamado la atención es la de Ciudad de México. El lopezobradorismo de la capital protagoniza un encontronazo luego de que se inscribiera en la compentencia Omar García Harfuch. Los duros del movimiento han sido claros, y sonoros, en cuestionar esa aspiración.
Sin embargo, no sólo es el fondo del debate lo que ha dado de qué hablar del choque entre partidarios de Clara Brugada y Omar. Las formas del diferendo son harto reveladoras.
El audio atribuido al jefe de Gobierno sustituto, Martí Batres, que circuló la semana pasada, es sólo el más reciente de los episodios que denotan la poca ortodoxia –por no decir altura– con la que se están dando los cubetazos entre los morenistas de la capital.
Batres desmintió el audio, y hasta usó recursos gubernamentales para intentar demostrar que era producto de inteligencia artificial. Pero el daño está hecho.
En Morena ha anidado la desconfianza a tal grado que quien quiera que puso a circular ese material prefiere el descontón a los compañeros, y a Claudia Sheinbaum de paso, que resignarse al escenario de perder en la contienda interna.
(Y no vengan los morenistas a decir que todo es obra de la derecha, porque la actual derecha ya quisiera tener una agenda en contra del oficialismo, misma que desde hace años brilla por su ausencia).
En todo caso, el audio contra Martí no fue el primero, también hubo un episodio de modificación de la voz de la exalcaldesa Clara Brugada. Y si eso es en el plano virtual, en el de la realidad la cosa no pinta mejor.
Imaginen un cuarto de guerra donde alguien dice:
-Ahora que el INE pidió espacios cerrados, vamos a llevar a la jefa a un mitin al Estadio Azul.
-¡¿Al del Josefinazo?!
-Ese mero.
-¿Estás seguro?
-Sí hombre, nosotros lo llenamos al doble.
-Wey, se llama Azul, Estadio Azul, ¿estás seguro?
-Oh, hazte la lista de lo que le toca movilizar a cada quien.
-Pues, si tú lo dices.
El resultado es doblemente conocido. Hicieron un Josefinazo… en el Estadio Azul. Pero ¿por qué?
Porque están divididos, y porque quienes determinaron las cuotas decidieron marginar o limitar el volumen de la gente que, tradicionalmente, mueven algunos operadores… ¿Por qué?, porque a esos acotados movilizadores los ven como demasiado claristas.
En medio de tales jaloneos se debe consignar el escándalo por el desplegado fake a favor de Omar: un manifiesto de apoyo al exjefe de la policía publicado en La Jornada la semana pasada, en el que sin embargo se incluyeron nombres de consejeros que no fueron consultados.
Una más: cómo estará de descontrolada la interna que Jesús Sesma, del llamado Verde, se dio el lujo de declarar que su partido condicionaba el mantenerse en la alianza a que ésta sea encabezada por Omar, de lo contrario se irían por su lado. Otrora sería de carcajada, pero hoy así las cosas.
Mucho tendrá que planchar políticamente Claudia Sheinbaum para que el cierre del proceso en CDMX sea virtuoso a pesar de todo este desaseo, y a pesar de la impresionante cantidad de bardas a favor de Harfuch y de la cargada de funcionarios a su favor.
Y es sólo una de las diferencias que tendrán que amarrarse bien esta semana. Faltan ocho. Nomás.