Salvador Camarena: ¿Más revolución, posrevolución o contrarrevolución?

El banderazo electoral está dado y conviene hacer proyecciones cuando se renueve la Presidencia
El banderazo electoral está dado y conviene hacer proyecciones cuando se renueve la Presidencia
AMLO.El banderazo electoral está dado y conviene hacer proyecciones cuando se renueve la Presidencia
Cuartoscuro
autor
Salvador Camarena
Periodista
2022-11-30 |07:10 Hrs.Actualización07:10 Hrs.

Van tres escenarios políticos y sociales luego de las elecciones de 2024

a) seguirá profundizándose el desmantelamiento de lo que existía antes de 2018; 

b) de alguna forma se moderará ese desmonte e incluso se reformularán órganos reguladores o políticas públicas del actual Ejecutivo, o 

c) de ganar la oposición, se iniciará un proceso de reversa –no sin ríspidas resistencias– hacia algo parecido a las instituciones de la transición.

Desde hace tiempo el presidente López Obrador ha dicho que tiene ya cumplidos prácticamente la totalidad de los 100 compromisos que hizo con la nación antes de ganar las elecciones de hace cuatro años. De hecho, el domingo en el discurso que coronó la multitudinaria marcha, AMLO dio cuenta de los que él considera sus 110 logros gubernamentales.

Y el lunes, extasiado por la triunfal caminata, en Palacio Nacional Andrés Manuel dijo que parte de lo que lo tiene contento es que cualquiera de sus tres corcholatas “garantiza la continuidad con cambio (…) porque no es la persona, no es el candidato, la candidata, es el proyecto”.

El Presidente menciona cambio, pero también proyecto. Y dijo que tras su salida del gobierno podrían llegar funcionarios nuevos porque, subrayó, durante este tiempo se han gestado nuevos cuadros; y se congratuló, como lo hizo el domingo en el Zócalo, de que hay jóvenes integrándose al movimiento, ya que –agregó antier– se necesita gente honesta en la administración.

El banderazo electoral está dado y conviene hacer algunas proyecciones de lo que podría suceder tras la cita donde se renovará la Presidencia de la República, el Congreso de la Unión y prácticamente una decena de gubernaturas, entre ellas la capital de la República. Ello incluye, por más que el oficialismo pretenda instalar la idea de invencibilidad, no obviar el escenario de que Morena pierda el gobierno federal.

En el caso de que Movimiento Regeneración Nacional gane de nuevo el Poder Ejecutivo, pudieran ocurrir dos cosas.

Que las fuerzas que pugnan por seguir cambios radicales se sientan empoderadas, que vean en la victoria el llamado para ejecutar un lopezobradorismo recargado.

Es el escenario de “más revolución”. Supondría que el o la presidenta quedan encapsulados en medio de muchas “compañeras y compañeros del movimiento” que retienen o capturan posiciones en el Ejecutivo, en el Legislativo o en los estados, y que obligan (en caso de que el o la ganadora quisiera matizar) a una deriva donde el árbitro electoral, el Poder Judicial, la oposición, lo que queda de órganos reguladores, y sin duda la prensa crítica, son nuevamente objetivo a cooptar o anular. En ese gobierno, la sombra de AMLO, sus exégetas y su familia dominan sin coto.

Hay otro escenario. Conforme a la regla sexenal que se instaló en los tiempos priistas, en efecto López Obrador se porta a la altura del general Cárdenas y usa su imagen de reformador para agendas internacionales o de autoridad moral sin mayor injerencia. Aquí sí, conforme a lo que algunos piensan, el nuevo o la nueva presidenta de Morena tiene capacidad de imprimir su estilo personal, de interpretar que la revolución lopezobradorista ha terminado y que toca construir instituciones que le den viabilidad –y sin duda también emprender algunas correciones– a lo que se pretendió hacer entre 2018-2024. Quien lleve el gobierno tendría dentro de casa, más que afuera, nada menores resistencias.

La tercera opción implicaría una crisis durante varios años. Un opositor en la Presidencia tendría dos terceras partes de gobernadores resistiéndosele, parte del Congreso y a AMLO en la calle.

Adelantada la sucesión, hay que calcular los escenarios post-AMLO.