Salvador Camarena: ¿Presidente?

Que el jefe del Ejecutivo se reúna primero con los gobernantes electos de Morena no es sólo una descortesía
Que el jefe del Ejecutivo se reúna primero con los gobernantes electos de Morena no es sólo una descortesía
AMLO.Que el jefe del Ejecutivo se reúna primero con los gobernantes electos de Morena no es sólo una descortesía
Cuartoscuro
autor
Salvador Camarena
Periodista
2021-06-24 |06:58 Hrs.Actualización06:58 Hrs.


Andrés Manuel López Obrador es el líder de un movimiento que pretende –según anuncia reiteradamente– instalar un nuevo modelo político-económico en México. Sus acciones están fundamentalmente orientadas a ese propósito. Pero tal objetivo no debería estar reñido con un actuar presidencial.

López Obrador informó ayer que hoy se reunirá con los 11 gobernadores surgidos de la coalición Juntos Hacemos Historia, es decir Morena y aliados. Esta decisión es consistente con el comportamiento de Andrés Manuel durante las campañas, tiempo en el que llamó a votar por aquéllos que apoyan su proyecto, y lapso en que, desde instancias oficiales, denostó a contrincantes de partidos opositores.

Es decir: tanto en tiempo electoral y habiendo terminado éste, tenemos en Palacio Nacional, con posesión legal de instrumentos de gobierno reservados para alguien que vea por todos y no sólo por unos, a un político que no tiene empacho en hacer distinciones entre quienes le apoyan y quienes no. ¿Tenemos Presidente?

En los tiempos pasados un Presidente de la República también se reunía con funcionarios electos de su partido. Pero solían ocurrir guardando ciertas formas: o bien el encuentro sucedía en la discreción, o se reunían en una sede partidista antes que de gobierno, y sobre todo tal evento no debía ser visto como un acto en el que se marginaba a mandatarios o legisladores surgidos de fuerzas opositoras. Ayer mismo AMLO comentó que aún no hay fecha para reunirse con los cuatro mandatarios estatales también elegidos el 6 de junio pero por partidos distintos al suyo.

Que el jefe del Ejecutivo se reúna primero con los gobernantes electos de Morena no es sólo una descortesía. Es una señal más del sectarismo que la actual administración ha instalado en el discurso y en los hechos. Un Presidente no debe hacer distinciones entre ganadores de unas siglas y de otras. Eso es lo que hace un líder faccioso, no un gobernante comprometido con la promoción de la igualdad.

Hacer grupos que no tienen sentido regional o coyuntural (una crisis de agua o de inseguridad) confirma que desde Palacio Nacional no se respeta la voluntad ciudadana. Porque al cerrar las casillas de cada elección, el ganador de la misma ha de renunciar en lo más a los colores bajo los que compitió para mutar en el representante de todos aquéllos que le eligieron. López Obrador no lo hace desde la silla presidencial, y ahora de alguna manera incita a que sus colaboradores repitan el patrón en la mitad del país, estados que quedaron en manos de un representante del oficialismo.

López Obrador parece obstinado en no presidir una República diversa y plural. No se mantiene en la cúspide a la que fue elevado por la sociedad en 2018, llamado como está un Presidente, por la ley y por un sentido de la responsabilidad, a vivir y proceder por encima de la política partidista.

Esto que vivimos tampoco es nuevo. Ya que, con su actitud, AMLO ha desbloqueado un nivel del priismo de antaño: si no actúa como tal, no se le verá, ni se le respetará como Presidente sino jefe de grupo.

Ayer al criticar a empresarios, López Obrador dijo que “se olvidan que el Presidente de México es el representante de todo el pueblo y que cuando se tiene legalidad y se tiene legitimidad –por eso es importante la democracia–, no se puede ningunear al Presidente de México, porque es el representante de todos los mexicanos”. Ojalá se comportara en las formas y en el fondo como tal. Pero otra vez por un lado van las palabras, y por otro los hechos ¿presidenciales?