Antes que nada, y para que no haya malentendidos de ahora en adelante, les saludo en la conciencia de que sin importar el resultado de las elecciones pasadas, hoy en el barco de los ganadores de ese proceso han terminado por figurar las caras, y el cuerpecito entero, de muchos –por no decir que casi todos– de megabeneficiarios del modelo que, durante décadas, ha instalado una desigualdad social donde una minoría diminuta ha hecho fortunas sin pestañear ante la mendicidad de más de 50 millones de compatriotas.
Felicidades –disculpen si son tardías– por su triunfo, muchaches.
Es un honor y mayor compromiso ser parte del Consejo Asesor del presidente electo @lopezobrador_. He decidido aceptar la invitación, convencido de que será un espacio en el cual los empresarios de #México podremos aportar mucho para impulsar la prosperidad incluyente.
— Ricardo B Salinas P (@RicardoBSalinas) 16 de noviembre de 2018
Se suponía que el eje principal, o así fue entendido por algunos, de la elección del 1 de julio había girado en torno a esa, para otros, insoportable realidad: no habría futuro para el país si la política seguía bajo la influencia de un grupúsculo de potentados de tan famosa como infame voracidad, mirreyes de una cúspide soportada por hordas de miserables.
Y que por tanto, lo que seguía, lo imperante, era que por el bien de México, primero los pobres. Se suponía.
Para lograr esa misión igualadora, que nadie se equivoque, no era menester que el próximo gobierno se planteara como un objetivo el destruir capital, o castigar indebidamente a los empresarios; y menos el confiscar a diestra y siniestra fincas y fábricas, revocar sin fundamento licencias o cancelar inopinadamente contratos.
Es más, ni siquiera resultaba estratégico pelearse con los hombres y la mujeres del poder económico nomás porque sí. Dificultarles por deporte su actividad es tan ridículo e improcedente, como peligroso para la economía.
Nada de eso. Pero lo que sí se requería era un poder político que se asumiera como juez de la balanza, un ente gubernamental que procurara condiciones para que el bienestar de unos no fuera a costa de la sangría sin fin de otros; de árbitros oficiales cuyo objetivo primordial fuera garantizar cancha pareja en el desarrollo: que todo aquel que así lo deseara pudiera emprender e innovar en la actividad productiva de su predilección, a sabiendas de que esos nuevos jugadores no serían obstaculizados por monopolios, duopolios, cárteles económicos, actores “preponderantes”, camarillas, simuladores de la competencia y “soldados del presidente” que los acompañan.
Aunque a algunos no les guste, el Consejo empresarial q asesorará a @lopezobrador_ es de lujo. Ningún otro Presidente de México ha tenido un grupo asesor de este nivel. .Un logro de Alfonso Romo, Coordinador de la Presidencia pero no hay ninguna mujer. Tampoco está Carlos Slim
— Maricarmen Cortes (@mcmaricarmen) 16 de noviembre de 2018
Gobernantes que alienten un modelo en el que todos aquellos, sin importar el nivel en que se encuentren, que contribuyan al desarrollo gocen de un salario digno, una seguridad social de calidad humana y, en su caso, una pensión decente.
¿El próximo gobierno aún buscará eso, ser el que manda y cumplir el mandato que se le dio de lograr la justicia social? ¿O basará fundamentalmente su modelo en dádivas para unos (jóvenes y viejos) y favores para otros (ustedes los ricos, con el perdón de Ismael Rodríguez)? Será en el tiempo que esas interrogantes se despejen y el legado del futuro presidente acusará si fue acertado o equívoco el abrazarse a ustedes.
Porque hoy que nos enteramos, querida (es un decir) nueva mafia del poder, de que serás parte del entorno del próximo presidente, nos surge una duda enorme.
Baia, baia... Bernardo Gómez, co-presidente ejecutivo de Grupo Televisa, ya se unió a la "4ta transformación" y será parte del Consejo Asesor Empresarial https://t.co/OcsON0NJPd pic.twitter.com/97jWMLabGC
— Nación321 (@Nacion321) 16 de noviembre de 2018
De verdad crees que le vas a dar consejos a alguien que tooooodo México sabe que no toma consejos de nadie. De nadie. O será que fiel a ti misma aspiras a lo único que te ha salido bien desde los ochenta: lograr en cada coyuntura la dispensa presidencial, hacerte de información privilegiada, asentarte en el corredor del nuevo poder para que los previsibles ramalazos, que se antojan inéditos para todos, (según tú) te cuesten menos.
Ay, querida nueva mafia del poder. No tienes remedio.
¿Crees que estando cerca de Palacio Nacional te puedes salvar si todo va mal? ¿Nada de lo que has visto estos cuatro meses y medio te ha dejado claro que el cambio de régimen va en serio y que lo único que puede atemperar situaciones insalvables sería que cada cual fungiera un papel democrático?
Ah, pero a ti eso de la democracia no se te da. Se me olvidaba. Lo tuyo es caer el día después, o la noche misma, al festín, y comenzar a negociar que el futuro se parezca al pasado. Híjole, querida (…) mafia del poder.
Nos parece muy positivo que el Presidente Electo incorpore a su equipo de asesores a destacados miembros de nuestro sector, que estamos seguros podrán brindarle opiniones y perspectivas interesantes desde una visión empresarial, lo que contribuirá a un ambiente de confianza.
— Juan Pablo Castañon (@jpcastanon) 16 de noviembre de 2018
Lamento decirte que a ti también te le van a hacer; y no que uno hubiera pensado que luego del 1 de julio ibas a cambiar. Pero qué feo será el día en que veas, desde el helicóptero rumbo a Toluca, claro está, que pudiste contribuir a que pasara algo mejor, y que en vez de ello, en lugar de ser por una vez un actor social presentable, fuiste uno más de los que no supieron qué rol les demandaba México ante la reconcentración del poder presidencial.
En ese México en apuros, con ustedes de nuevo no se podrá contar. No será una novedad. Pero caray, por un momento uno pensó que quizá podrían cambiar, no sé, volverse patriotas, dejar de ser plutócratas.