Contaba un exgobernador que en el sexenio pasado sus viajes de chamba a la capital solían ser una vez cada ocho días. De repente, para bien o para mal, para tratar asuntos con la Federación se ausentaba hasta dos veces a la semana. Y, si tenía suerte, comparecía una semana sí, otra no.
En la República hay de estados a estados. Unos que son como un país entero, no sólo por la extensión, sino por la diversidad de territorios, la complejidad de los traslados o lo dispar de las problemáticas entre una zona y otra. Y los hay menos grandes, mas no necesariamente menos emproblemados.
Pero aun en estados pequeños o más uniformes, qué duda cabe que ser gobernador es un trabajo de tiempo completo. Y eso significa mucho más que horario laboral de lunes a viernes.
A diferencia de lo que contaba el exgobernador sobre la frecuencia con que en otros tiempos se viajaba a la capital a lidiar con el gobierno de la República, hoy si eres una mandataria o un mandatario de Morena cada rato te reclamarán como pieza de utilería en Palacio Nacional: foto, diga whisky.
Porque ser gobernador de este oficialismo es chamba aparte. No apta para todos. Así que ahora que en nueve entidades se medio matarán, figurativamente, para obtener una de las candidaturas lopezobradoristas a un gobierno estatal, conviene repasar lo que implica.
El gobernador del oficialismo es hoy, como lo fue hace más de 30 años, un delegado del Ejecutivo. Ni más, pero sobre todo no menos, que eso. Responde no a sus gobernados sino prioritariamente a la Presidencia. Forma parte de un gabinete de facto, cosa que implica carga laboral extra.
Que va a entrar una tormenta a Nayarit, nada nada, en Palacio Nacional lo esperan, gobernador. Lidia, el huracán, que nos aguante tantito. ¿Y qué hace el titular del Ejecutivo nayarita?, asiste el martes, dícese ayer, a la firma de un protocolo que es para la foto y nada más que para la foto.
Bueno, es para algo más. Es para la propaganda que se hará de que desaparecido el “mal llamado” Seguro Popular hoy ya “existe” el IMSS-Bienestar. La foto es muy importante para bombardear con anuncios que no hay carencia en atención médica. Todo lo contrario. Aplausos al Presidente.
El gobernador no puede pretextar que iba a recibir a unos empresarios, o que tenía una reunión de supervisión del plan para proteger a la población si viene un ciclón o huracán. Primero Palacio, luego todo lo demás. Todo.
Cabe mencionar que el propio servicio meteorológico alertaba que por el huracán Lidia para este martes se temían lluvias torrenciales en Colima, Michoacán y Nayarit. ¿Dónde estaban ayer muy temprano sus tres gobernadores, de Morena, of course? Con el huracán AMLO.
Quien por Morena gobierna una entidad sabe que eso del federalismo es una cosa del cannabis, una fumada, pues; que lo de libre y soberano es para la bandera donde está el escudo estatal, porque en este país sólo hay uno libre y soberano, y ése pronto gravitará desde Palenque.
Además, aunque la ley diga otra cosa, son responsables de que la elección de 2024 salga requetebién para la doctora y para todos los candidatos que le encarguen. Esperan de él un triunfo electoral cueste lo que cueste, y ha de apañárselas presupuestalmente sin provocar escándalos de sobres a AMLO.
Finalmente, batallan para mantener a raya a no pocos compañeros y compañeras que ambicionan su puesto, sabedores de que mientras vayan al besamanos les serán perdonadas sus deficiencias.
No cualquiera, eh.
