Tatiana Clouthier: Las voces de las sin voz

Tatiana Clouthier (segunda, de derecha a izquierda) durante un encuentro con políticas en Londres
Tatiana Clouthier (segunda, de derecha a izquierda) durante un encuentro con políticas en Londres
Mujeres empoderadas.Tatiana Clouthier (segunda, de derecha a izquierda) durante un encuentro con políticas en Londres
Twitter/@tatclouthier
autor
Tatiana Clouthier
Diputada federal
2018-11-12 |09:20 Hrs.Actualización09:20 Hrs.


A Rosaura, quien me enseñó a trabajar por las mujeres

A María, para que nuestro trabajo le dé un camino más pavimentado

A Dinorah, por haberme hecho mi estancia tan agradable

Vengo regresando de Londres después de compartir la mesa con mujeres de más de 70 países, quienes, invitadas por la Embajada Británica y/o el Parlamento, nos sentamos a celebrar los 100 años del voto de la mujer en Inglaterra.

La verdad es que fue un evento muy interesante, pues, por un lado nos permitió ver dónde estamos como país y los retos que aún tenemos. Por otro lado, vimos que al voltear atrás en el tema de mujeres, también hemos avanzado, pues otras hermanas sufren y padecen cosas que parecerían innombrables en pleno siglo XXI. Vale aquí el agradecimiento a quienes han hecho camino por y para nosotras.

Resonó la voz de la parlamentaria Diana, la primera mujer de color que desde hace 31 años le ha dado voz a esas mujeres y grupos que no eran bien escuchados en Inglaterra. Incluso nos puso el dedo en la llaga con una reflexión: “Si lo que estamos haciendo no está apoyando a las más pobres, entonces no estamos haciendo lo suficiente”. 

Rápido su comentario tuvo eco con una de las representantes de uno de los países de África, quien comentó: “tenemos diamantes y peleamos por lo más básico, el agua”. ¡Qué contradicción!

La situación de Nigeria me obligó a seguir agradeciendo, pues allá hace seis años cerraron las escuelas y el tema de equidad no es algo que pueda ser bien visto si se menciona. No obstante, Diana dice que gracias a algunos maridos y papás se sale adelante, como ella.

Nuestra compañera de Indonesia nos recordó el dolor compartido de la violencia doméstica que parece no tener fronteras, pues toca todos los países.

La parlamentaria de Omán invitó a recapacitar sobre la currícula académica de las universidades y qué tanto ésta apoya a cambiar el papel de las mujeres.

Me dejé sorprender por la juventud y el ánimo en favor de las familias por parte de las jóvenes de Checoslovaquia, Brasil, Chile y Alemania. Sus preguntas eran muy válidas, llevarnos a buscar cómo poder combinar la vida púbica con la vida familiar. Por qué al varón no se le cuestiona el tema y a las mujeres se les sigue señalando. 

Se apuntala un llamado urgente a tomar acción en políticas a favor de las familias y hospitales amigables para los bebés. Buscar más días para la maternidad y paternidad sin ir al “exceso” que ya terminó dañando la contratación de mujeres, sino encontrar el justo medio; encontrar horarios flexibles que permitan combinar la vida política con la vida de casa.

Nuestras compañeras de Israel, Palestina y Perú, coincidieron en que se ha “normalizado” el acoso y es urgente no acostumbrarnos al mismo. A pararlo, por el bien de tod@s.

Con esto podríamos pensar que se terminó con un poco de desilusión, sin embargo no fue así. Vimos la ventajas que se han encontrado y cómo las mujeres hemos aprendido a romper barreras de partido y de otros tipos para ir más y tomarnos de las manos para seguir avanzando.

Además quedó de tarea poner en la mesa y tal vez en la ley lo que ya hizo Inglaterra, hacer obligatorio el que las empresas y el gobierno publiquen lo que ganan sus emplead@s hombres y mujeres. 

Al hacerlo, se dieron cuenta de la disparidad y empezaron a tomar algunas acciones. Varias de éstas eran tan invisibles por el sólo hecho de no tener los datos claros. Ahora han visto cómo proveer capacitación a ciertas mujeres para permitirles avanzar y en otros casos, empezar acciones a emparejar la cancha.

En fin, regresamos nutridas porque una de las presentes recalcó el orgullo que siente que su país esté dirigido por una mujer, porque otra de las compañeras está buscando la presidencia de su nación y otra más acaba de competir por lograr el lugar de máxima representación en su país.

No cabe duda que cuando el talento se junta, las voluntades trabajan, se mueve una energía enorme que, si está sazonada por mujeres, un excelente platillo saldrá, donde sigamos inspirando a mujeres jóvenes a educarse, a planear libremente a su familia, mejorar su economía y lograr una equidad entre hombres y mujeres a nivel mundial.