Porque faltan dos meses para la elección y el candidato del PRI va en tercer lugar de las encuestas
Mucho se rumora sobre la salida de Enrique Ochoa Reza de la dirigencia del PRI, que si se fue porque promovía un "priismo tradicional" o por su "irreverencia con Los Pinos", o por un reajuste para levantar la campaña de José Antonio Meade.
Pero mientras son peras o son manzanas, mejor te compartimos la opinión de columnistas y comunicadores de México.
En "Con todo respeto" del periódico El Financiero, Georgina Morett afirma que se trata de "un golpe de timón que permita que José Antonio Meade pueda tener una oportunidad para competir con el puntero Andrés Manuel López Obrador". Además, señala que con el cambio el PRI busca acercarse a los millones de votos que tienen perdidos de los militantes tricolor.
De acuerdo con F. Bartolomé, en su columna “Templo Mayor” de Reforma, señala que “la salida de Enrique Ochoa y la llegada del guerrerense René Juárez Cisneros no fue una decisión del candidato José Antonio Meade, sino de su jefe de campaña, el presidente Enrique Peña Nieto”.
Asimismo, señala que es probable que la salida de Ochoa y la entrada de Juárez haya sido “para evitar que se le desmorone el partido en una elección muy cuesta arriba y como una forma de tratar de congraciarse con ese priismo tradicionalista que acató pero no aceptó las decisiones de Los Pinos en este proceso electoral.”
Por su parte, Sergio Sarmiento, en su artículo “Cayuco completo” de Reforma, plantea que este cambio en el PRI se debió a que Ochoa Reza “fue un pésimo presidente del PRI, con desplantes del viejo priismo cuando el partido necesitaba aires nuevos”.
Para Francisco Garfias, en su columna “Arsenal” de Excélsior, “el relevo de Enrique Ochoa es un reconocimiento de que las cosas no van bien. El cambio oxigena, es un guiño a la militancia, pero no alcanza para salir del hoyo.”
Medida desesperada, y a estas alturas inútil, la destitución de Enrique Ochoa Reza. La campaña de @JoseAMeadeK es imposible de levantar. El PRI se desgastará aún más. https://t.co/eCHfdMMVKt
— Raúl Trejo Delarbre (@ciberfan) 2 de mayo de 2018
De igual forma, Carlos Puig en su artículo “El espejismo mexiquense que cegó a Enrique Ochoa” de Milenio considera que “el cambio en el liderazgo priista parece llegar tarde y más encaminado a salvar legisladores y gobernadores que a hacer algo por la presidencial”, a pesar de que durante meses decían que iban bien y descalificaron las encuestas.
Ha sido el más alto honor en toda mi trayectoria profesional, haber servido a mi partido. https://t.co/cIFyQ9jYhr
— Enrique Ochoa Reza (@EnriqueOchoaR) 3 de mayo de 2018
Finalmente, para Joaquín López Dóriga en su artículo “Ochoa, ¿el relanzamiento de Meade?” también del diario Milenio, el cambio de dirigente en el PRI se debió a que “el candidato quiere reorientar su campaña, relanzarla, reencontrar al priismo, a los priistas y traer refuerzos”, así se lo dijo, apuntó, “una fuente del primerísimo equipo de Meade.”
También indica que el hecho de que “Ochoa Reza haya permanecido un año y 10 meses en el cargo, que haya pasado por la asamblea de agosto, que abrió los candados a los candidatos ciudadanos, las elecciones de los estados de México, Coahuila, que ganaron, y Nayarit, que perdieron, y además participó en el proceso de nominación del primer candidato presidencial no priista, la elaboración de las listas de senadores, diputados federales y locales y alcaldes en 29 estados, así como el arranque de las campañas", generó "un desgaste que ya se llevó con su salida. El breve plazo dirá si el lastre era él.”