El pasado 20 de enero, Donald Trump tomó posesión como presidente de los Estados Unidos, el principal socio comercial de México y un vecino con quien comparte más de 3 mil kilómetros de frontera.
Uno de los temas que ‘dinamitaron’ en redes sociales, medios de comunicación y hasta en la conferencia matutina de la presidenta Claudia Sheinbaum tras la llegada de Trump al poder es la de la agresiva política migratoria que el magnate neoyorkino anunció para su gobierno.
En ese sentido, una de las primeras acciones de la nueva administración estadounidense fue reforzar la vigilancia en los límites entre México y Estados Unidos. Y es que el gobierno de Trump ordenó un despliegue militar en puntos de conexión con nuestro país para engrosar la seguridad en la línea fronteriza.
A propósito de la amenazante política antimigrante de Trump que incluso forzó al gobierno de Claudia Sheinbaum a preparar albergues y la activación del programa ‘México te abraza’, en Nación321 recordamos cómo han sido las operaciones contra la migración que emplearon los últimos 5 gobiernos de EU a su llegada al poder.
GEORGE BUSH:
A su llegada al poder, el político republicano no mostró una política agresiva en contra de la comunidad migrante.
Por el contrario, se pronunció por un marco legal que diera abrigo a los migrantes, una comunidad que, decía, tenía su respeto, pues era sabedor del aporte laboral que este sector tenía en Estados Unidos.
Pese a que su política migratoria parecía no ser agresiva con esta comunidad, el expresidente pidió, en julio de 2001, seis meses después de su toma de protesta, un aumento de 75 millones de dólares en el presupuesto para incrementar a 11 mil los agentes de la Patrulla Fronteriza y adquirir tecnología que ayudara a detectar y capturar personas indocumentadas.
“La combinación propuesta de tecnología de detención de intrusos y una cantidad sustancial de nuevos agentes de la Patrulla Fronteriza, le permitiría aplicar el imperio de la ley y mejorar la administración fronteriza en grandes porciones de la frontera”, rezaba el documento de Bush al Congreso para obtener más recursos.
Sin embargo, la administración de Bush también es recordada por el impulso que el expresidente dio a una reforma migratoria, con la intención de proveer documentos a los migrantes que ya radicaban en el país.
“Para aquellos que buscan entrar a este país, el proceso es frecuentemente una larga odisea, llena de complicaciones y problemas. Yo me comprometo a cambiar esto, con reformas al S.I.N. que traten con respeto y justamente a todos los inmigrantes”, dijo el Presidente durante su segundo mandato.
Incluso, parte de la idea de la reforma descansaba en la idea de reunificar familias que habían sido separadas por autoridades migratorias.
“El Presidente cree que Estados Unidos puede ser simultáneamente una sociedad dinámica, respetuosa de las leyes y acogedora para los inmigrantes. Debemos abordar el problema de la inmigración ilegal y crear un sistema seguro, productivo, ordenado y justo”, explicaba el documento enviado al Congreso.
Pese a que parecía un plan de ordenamiento, no prosperó, pues la idea no contó con el apoyo necesario de los congresistas.
BARACK OBAMA:
Varios grupos de migrantes que viven en Estados Unidos conocen al expresidente Obama como el “Jefe de las Deportaciones” (deporter in chief).
Y es que durante las dos administraciones que encabezó el demócrata, Estados Unidos alcanzó una cifra récord de 5 millones 281 mil 115 personas deportadas, de acuerdo con datos del Instituto de Política Migratoria (MPI, por sus siglas en inglés).
Hasta ahora, es el presidente con más deportaciones registradas en la historia del país, aunque en el discurso no se preveía una política migratoria que apuntara a expulsar a migrantes indocumentados.
“Somos el primer país que se fundó para beneficio de una idea: la idea que cada uno de nosotros merece la oportunidad de forjar su propio destino. Por eso, durante varios siglos, pioneros e inmigrantes lo han arriesgado todo para venir aquí… Depende de nosotros ganarnos el futuro o no. Pero para lograrlo, no podemos quedarnos de brazos cruzados”, indicó a inicio de su primera gestión, a principios de 2009.
Algo que dejó claro desde el inicio es que sería implacable con la deportación de miembros de pandillas, delincuentes y personas sospechosas de cometer crímenes.
También se pronunció por una reforma migratoria que dotara de más recursos legales a migrantes para permanecer en el país de manera regulada, bajo una visión de que “siempre seremos una nación de inmigrantes y este país nos recibió”, refiriéndose a sus raíces africanas.
Aunque en general se pronunció en favor de mejorar las leyes locales para favorecer la entrada y estancia legal de millones de migrantes, tenía claro que “los (indocumentados) que no cumplieron las leyes no serán recompensados”.
DONALD TRUMP:
Uno de los estandartes que utilizó el magnate neoyorkino para llegar a la Presidencia en 2017 fue la agresiva agenda que tenía preparada para los migrantes.
Las propuestas del candidato Trump en 2016 tenían una fuerte inyección de xenofobia que se trasladaría a acciones gubernamentales, una vez que tomara el mando de su país el 20 de enero de 2017.
Una de las propuestas del polémico republicano fue hacer deportaciones masivas y la construcción de un muro fronterizo con México que ayudara a contener el flujo de personas en situación de movilidad.
Sorpresivamente, pese a la agresividad de sus discursos, el primer año de Trump reportó muy pocas deportaciones, con un total de 140 mil 63 personas devueltas a sus países de origen.
En su primer mandato, Trump deportó poco más de 2 millones de migrantes, una cifra significativamente más baja que la de su antecesor.
JOE BIDEN:
El expresidente llegó al poder en enero del 2021, con una intención de refrescar la política migratoria de Estados Unidos.
Uno de los canales que usó para llegar al poder fue ganar fuerza con el voto latino a través de la promesa de revocar las controvertidas políticas que su antecesor había ordenado.
Pese a que en el plano no pretendía endurecer las políticas migratorias, el cuatrienio de Biden terminó rebasando los 4.7 millones de deportaciones, que superaron, por más del doble, lo que registró Donald Trump en su primer mandato.
Una de los motivos que generó este alto número de deportaciones fue la implementación de un sistema de expulsión rápida que se empleó durante la pandemia por COVID-19, así como la implementación, a rigor, del Título 42.
El Título 42 es una sección de la Ley de Salud Pública de 1944 de Estados Unidos, que impone restricciones a la migración con el fin de proteger la salud pública.
En marzo de 2020, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de este país (CDC, por sus siglas en inglés) emitieron una orden de restricción a la inmigración con el fin de reducir la propagación del COVID-19.
La ejecución de esta orden quedó a cargo de las Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés) que prohibía la entrada de personas que pudieran representar un riesgo para la salud, incluyendo a las personas que solicitaban asilo.
Las expulsiones eran inmediatas, teniendo como destino las personas migrantes el país de último tránsito o el país de origen, es decir, México. La administración estadounidense de Joe Biden continuó con la política de aplicación del Título 42. Como resultado, entre marzo de 2020 y mayo de 2023 se registraron poco más de 2.9 millones de expulsiones en la frontera entre Estados Unidos y México.
De acuerdo con información de la CBP, de octubre de 2022 a mayo de 2023 se registraron 564 380 personas expulsadas bajo el Título 42, la mayoría eran personas adultas solteras (88%) y personas que transitan en compañía de familiares (11.7%).
Al principio de la pandemia, en 2020, se registraron algunos casos de menores no acompañados (5.4%); sin embargo, a partir de 2021 y hasta 2023 las expulsiones por Título 42 fueron prácticamente inexistentes para este grupo de población, debido a que se les exentó de esta medida.
DONALD TRUMP:
En 2024, Donald Trump volvió a usar como ‘trampolín’ electoral su agenda migratoria que, advirtió, será implacable con este sector.
El presidente presentó el lunes pasado las bases de su reforma de seguridad en la frontera sur a través de una serie de decretos que empezaron a entrar en vigor poco después de su investidura, lo que cumplía su principal promesa política de endurecer las normas de inmigración y marcaba otro cambio drástico en la política de la Casa Blanca sobre este tema divisivo.
Algunas de las órdenes reviven políticas de su primer mandato que fueron revertidas por su predecesor, como obligar a los solicitantes de asilo a esperar en México y terminar la construcción del muro fronterizo.
Otras inician nuevas estrategias radicales, como su propuesta de poner fin a la ciudadanía por nacimiento, involucrar al ejército en labores de seguridad fronteriza y dar fin al uso de una aplicación implementada durante la era del presidente Joe Biden que facilitó el ingreso de casi un millón de migrantes al país.
Pero en una muestra concreta de la rapidez de los cambios, los migrantes que tenían citas para ingresar a Estados Unidos mediante la aplicación CBP One vieron cómo fueron canceladas pocos minutos después de que Trump asumió el cargo.
Además, México acordó permitir que las personas que pidan asilo en Estados Unidos permanezcan al sur de la frontera estadounidense mientras esperan a sus procesos en la corte.
Con información del Gobierno de México y AP