Las principales ciudades de América Latina se encuentran en un proceso de evolución urbana, entre cuyos elementos destaca la movilidad, tan necesaria para permitir la conectividad entre millones de habitantes, pero al mismo tiempo con el reto de garantizar sostenibilidad para cumplir así con los acuerdos ambientales signados a nivel internacional, considerando su importancia para el trabajo, estudio, salud y el ocio.
Ante esta realidad, el analista Rodrigo Madariaga Barrilado cita que al otro lado del Atlántico, la movilidad urbana es uno de los principales retos que afrontan las ciudades europeas, lo cual se ve reflejado en el involucramiento de sociedad civil, gobiernos y empresas; asimismo, han desarrollado fuertes vínculos entre una movilidad urbana más sostenible y el crecimiento económico que, después de la pandemia ha cobrado mayor énfasis como parte de la recuperación, advierte Madariaga Barrilado.
En tanto, el especialista en movilidad urbana e inteligente, considera que en América Latina si bien hay algunos esfuerzos, como por ejemplo lo que lleva a cabo la comunidad Latam Mobility, aún se ven lejanas las acciones realizadas en comparación con Europa, caso específico España, donde han montado MOGY, la primera Feria de la Movilidad y la Sostenibilidad de aquel país, cuyo principal objetivo radica en fomentar los hábitos y el consumo respetuoso con el medio ambiente.
Asimismo, Rodrigo Madariaga comparte que, otra iniciativa emanada desde la capital española es “Madrid Green Urban Mobility Lab”, entre cuyos principales fines se encuentra impulsar el desarrollo sostenible y tecnológico de la movilidad urbana, posicionando a Madrid como referente en esta materia.
Además, promoverá la colaboración público - privada como palanca impulsora del desarrollo, fomentará la innovación tecnológica y los proyectos de I + D, explotará sinergias comerciales y de marketing, así como solicitará posibles subvenciones y fondos de la Unión Europea para proyectos relacionados con la movilidad urbana.
“De igual manera, tengamos en cuenta que existen otros objetivos en las agendas de movilidad sostenible como son reducir los efectos de la movilidad en el cambio climático, mejorar los sistemas de movilidad urbana, incorporar nuevas tecnologías, ampliar e integrar distintos modos de transporte sostenible, y aumentar el número de usuarios de transporte público, bicicleta y otros modelos compatibles con la movilidad sostenible”.
Por otro lado, el analista expresa que, la ruta a seguir para que dichas iniciativas y modelos funcionen en América Latina es contar con avances en reglamentación y leyes que faciliten la movilidad sostenible, tal como lo ha hecho España, que en 2020 dictó la Ley de Emisiones Medias de Combustibles Corporativas, así como normativas a la Ley de cambio climático y transición energética.
“Además de las legislaciones, también es necesario el flujo de recursos, ya que mientras en Europa los Fondos Estructurales y de Inversión Europeos (FEIE) sumaron a la movilidad urbana 16 mil 300 millones de euros entre 2014 y 2020, y 200 millones más a través del Mecanismo «Conectar Europa» (MEC) - Transporte; en América Latina, nos encontramos de entrada con que la inversión extranjera directa (IED) cayó en 34.7% durante 2020”, puntualizó Rodrigo Madariaga Barrilado.
