¿Por qué los mexicanos deciden vender su voto en las elecciones?

En México es recurrente la práctica de obtener un voto a cambio de dinero o un beneficio material
En México es recurrente la práctica de obtener un voto a cambio de dinero o un beneficio material
Compra-venta.En México es recurrente la práctica de obtener un voto a cambio de dinero o un beneficio material
Cuartoscuro
Nación321
2017-06-04 |07:10 Hrs.Actualización09:01 Hrs.
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Porque en México esta práctica se utiliza para ganar elecciones

Es un delito electoral, y sin embargo, una práctica común y lamentable en los procesos electorales mexicanos.

La compra del voto en México pareciera un "sencillo intercambio económico" como cualquier otro producto, dice el estudio ¿Qué significa la compra de votos? del Programa de las Naciones Unidades para el Desarrollo en México (PNUD). Es decir, el acto de comprar votos es un contrato o tal vez una subasta, en la que se venden votos a la oferta más alta, refiere el estudio.

"Los partidos y candidatos que ofrecen beneficios materiales particulares a los votantes aspiran a comprar apoyo político en las urnas de acuerdo con la idea de intercambio de mercado.Sin embargo, ambos lados pueden toparse con barreras, ya que no existe certeza en cuanto al cumplimiento del vendedor, puesto que la compra de votos es un negocio ilícito y como tal, no se realiza dentro de un mercado protegido por normas sociales y legales"

De acuerdo con la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales (Fepade), de septiembre de 2016 al 14 de mayo de 2017, recibió 427 llamadas y 592 correos electrónicos en sus sistemas por supuestos delitos electorales en las cuatro entidades que tienen elecciones este domingo cuatro de junio.

64.5% de las denuncias recibidas fueron del Estado de México, 17.1% de Coahuila, 14.6%de Veracruz y 3.9% de Nayarit. La Fepade agregó que la tercera causa de las quejas recibidas fue la supuesta compra de votos.

¿Pero por qué se vende el voto? Aquí te dejamos tres ideas.

POBREZA

Quizás no resulte tan sorprendente que se recurra a la compra de votos, si se toma en cuenta que en 2014 vivían en México 55.3 millones de personas pobres, 46.2% de la población, de acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).

El estudio El clientelismo político: los usos políticos de la pobreza, de la Universidad Autónoma del Estado de México, refiere que se da por entendido la relación clientelar entre políticos y pobres ya que los primeros ven en los segundos un voto duro siempre y cuando se les ofrezcan incentivos o recompensas, que por lo general son inmediatos y de bajo costo.

"Sin embargo, esto cobra sentido si se sustenta en cierta forma de organización y en determinado tipo de intercambio pues implica que los receptores de los programas sociales deben ser reclutados y adoctrinados, sometidos a reglas y condiciones así como acreditar lealtad y reciprocidad"

El documento refiere que para ser un "cliente electoral", no basta con ser pobre, sino que es indispensable estar inscrito en un alguno de los padrones de beneficiarios o pertenecer a una organización afín.

"Lo que se recibe por el voto bien puede ser una dotación, un subsidio, una pensión o una renta, pero también un valor simbólico, la idea de pertenecer a un colectivo en donde se goza de seguridad, la vivencia de experiencias o incluso la cohesión que nace de los intereses mutuos, del temor compartido o aún de la intimidación sistemática", agrega el estudio.

AUSENCIA DE DEMOCRACIA

Para Jaime Pérez Dávila, investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), y autor del libro Por qué vendo mi voto, la venta del sufragio es un problema muy serio que implica una ausencia de democracia efectiva en el país.

El académico indicó que antes de criticar es necesario entender el pensamiento del elector que vende su voto, su sistema de valores y su realidad cotidiana para ver cómo funciona y hacer un proceso reflexivo sobre cómo deciden. 

En su opinión, si se logra saber qué pasa en el “mercado negro electoral” se tendría la posibilidad de resolver el problema de la democracia mexicana, pues más del 50% del padrón electoral dice que no vota porque considera que es inútil, otro 23% considera que la democracia mexicana no sirve, y el 8 o 10% están dispuestos a vender su voto.

"Encontramos que las personas que vendieron su voto no tienen claro que con su acción dejan en manos de otros decisiones trascendentes del país, porque los ciudadanos creen que México ya está dañado y que con o sin elecciones"

Pérez Dávila señala que los electores mexicanos entrevistados para su libro le dijeron que están más interesados en resolver su vida cotidiana, como obtener la comida de la semana o el uniforme de los hijos, que en reflexionar cuál es el rumbo de México que ofrecen los partidos políticos junto con los gobernantes.

"Esto es un grave problema, porque desprestigia el ejercicio democrático de las elecciones", puntualiza.

(DES) CONFIANZA

Otra posible causa de la compra del voto radica en la desconfianza hacia los partidos políticos.

Y es que un 84% de la población mexicana confía poco o nada en las instituciones políticas mexicanas, de acuerdo a la última encuesta nacional trimestral Confianza en instituciones, de Buendía & Laredo.

Los partidos políticos son menos confiables que la policía, el Instituto Nacional Electoral (INE) y la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH).

HAY QUE RECORDAR...

De acuerdo con la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales (FEPADE), se comete un delito electoral cuando:

1. Mediante presión u amenaza, se presiona a una persona a asistir a eventos proselitistas, o a votar o abstenerse de votar por un candidato, partido político o coalición, durante la campaña electoral, el día de la jornada electoral o en los tres días previos a la misma.

2. Amenazar con suspender los beneficios de los programas sociales, ya sea por no participar en eventos proselitistas, o bien, para la emisión del sufragio en favor de un candidato, partido político o coalición; o a la abstención del ejercicio del derecho del voto o al compromiso de no votar a favor de un candidato, partido político o coalición.