"No pienso regresar a Acapulco": Deportista, tras huir de zona de desastre

A su llegada a Culiacán, la pareja fue recibida por familiares
A su llegada a Culiacán, la pareja fue recibida por familiares
Reunión.A su llegada a Culiacán, la pareja fue recibida por familiares
Especial
Carlos Velázquez / Corresponsal
2023-10-27 |21:19 Hrs.Actualización21:18 Hrs.

CULIACÁN, Sin.- “No conocía Acapulco, y no pienso regresar. A lo mejor también deje el softbol” comentó Monserrat Cardona Espinoza, una de las jugadoras que vivió más de 36 horas de angustia desde que el huracán 'Otis' empezó a causar estragos en la zona hotelera de la bahía guerrerense.

“Dios bendiga a la gente que aún está allá” comentó por su parte su esposo, Jesús Jonathan Cardona Bustamante, “porque hay mucha desgracia”.

Es la pareja de seleccionados de softbol que participó en un Torneo Nacional de Primera Fuerza, en Acapulco. El equipo femenil fue eliminado en la fase de clasificación, mientras que los varones conquistaron el campeonato.

Los deportistas regresaron este viernes a Culiacán, después de pasar una odisea de viaje, en una camioneta desde Acapulco a Chilpancingo, luego en autobús a la ciudad de México, y finalmente en avión.

“Comíamos galletas y atún que nos había quedado en el cuarto del hotel donde nos hospedamos”, señaló Monserrat, quien respondía con nerviosidad y turbación después de haber descendido del avión que los devolvió a su tierra natal después de la zozobra de quedar incomunicados durante dos días en Acapulco.

Los esposos Monserrat y Jonathan, y su hija Alia de tres años de edad, salieron de Culiacán el martes 17 de octubre a bordo de un autobús con los equipos femenil y varonil que participarían en un Torneo Nacional de Softbol de Primera Fuerza.

Ocho jugadores masculinos, dos mujeres y una niña se quedaron hasta el lunes 23 para viajar a Culiacán en avión con escala en la Ciudad de México, pero se canceló el vuelo, porque reportaron que en Sinaloa había malas condiciones por los efectos de la tormenta tropical “Norma”; y se los programaron para el miércoles 25.

Estaban hospedados en el hotel Amarea. “Un día antes, habíamos recorrido el puerto para conocerlo, había buenas condiciones, con un poco de viento”, expresó Monserrat. “En la noche nos recluimos en la habitación y como a las 12 de la noche empezó el sufrimiento porque el viento aumentó y empezó una lluvia fuerte, tronaban los cristales. Nos metimos al baño, las dos mujeres y mi hija, mientras que los hombres que estaban en la otra habitación hacían barricadas, con las camas y los muebles para evitar que se rompieran las puertas y las ventanas”.

“Después todo fue un caos”, narra la softbolista. “Fueron horas interminables, sin luz, sin agua, sin comida. Teníamos galletas y unos atunes en lata que comimos durante la noche”.

Pero lo más estresante, narra, fue la incomunicación. "No había servicio de telefonía en el hotel y menos de celular. El último mensaje que pude mandar a Culiacán fue después de las doce de la noche del martes” dice Monserrat, joven mamá de una niña de tres años de edad.