El presidente Joe Biden pedirá el miércoles al Congreso que suspenda los impuestos federales sobre la gasolina y el diésel durante tres meses, una medida en año electoral destinada a aliviar las presiones financieras en las gasolineras. La medida se busca en momentos en que la población está cada vez más preocupada por los altos precios de la gasolina y la inflación.
El presidente demócrata también pedirá a los estados que suspendan sus propios impuestos a la gasolina o proporcionen un alivio similar, indicó la Casa Blanca.
En cuestión está el impuesto federal de 18.4 centavos de dólar por galón sobre la gasolina y el impuesto federal de 24.4 centavos por galón sobre el combustible diésel. Las personas ahorrarían aproximadamente 36%, cuando los precios promedian alrededor de cinco dólares por galón en todo el país.
Sin embargo, no está claro si Biden podría impulsar tal propuesta en el Congreso, incluso entre integrantes de su propio partido. Muchos economistas ven la idea de una exención fiscal de la gasolina con escepticismo.
Barack Obama, durante la campaña presidencial de 2008, calificó la idea como un “truco” que permitía a los políticos “decir que hicieron algo”. También advirtió que las petroleras podrían compensar la desgravación fiscal aumentando sus precios.
El asesor de energía de Biden, Amos Hochstein, aseguró este miércoles que los consumidores podrían ahorrar alrededor de 50 centavos de dólar por galón si el Congreso y los estados prestan atención al llamado del presidente.
“Eso no es un truco”, comentó Hochstein, asesor principal de seguridad energética global del Departamento de Estado, a CNN. “Eso es un pequeño respiro para el pueblo estadounidense”, añadió.
Los altos precios de la gasolina representan una amenaza fundamental para las ambiciones electorales y políticas de Joe Biden. Han provocado que la confianza en la economía se desplome a mínimos, lo que es un mal augurio para defender el control demócrata de la Cámara y el Senado en noviembre.
