Este viernes 22 de octubre está previsto un evento en honor del profesor y politólogo Roderic A. Camp en su universidad, Claremont McKenna College, en California. El motivo son sus 50 años de docencia e investigación.
Desde muy temprano en su prolífica carrera, el doctor Camp se volvió un referente en el estudio de la política mexicana. A través de sus múltiples libros y publicaciones, Rod ha contribuido enormemente a nuestro entendimiento de México, desde que el PRI dominaba la arena política, hasta los distintos pasos que el país ha dado hacia una vida políticamente más competitiva, abierta y democrática.
Rod Camp puso énfasis en entender a las élites del país, tanto el liderazgo político, como las jerarquías militares y eclesiásticas. Uno de sus métodos de estudio fue la construcción de la biografía política. Reflejando el ascenso de las encuestas en las disciplinas de investigación social en México, su interés también se volcó hacia la ciudadanía, y en particular a los valores y la cultura política, y su respuesta a la transformación política del país. Recuerdo muy bien uno de sus artículos en coautoría con Miguel Basáñez sobre la opinión pública y la nacionalización de la banca en 1982, con base a encuestas. Su libro sobre la política en México es revisado y actualizado con frecuencia, de manera que los contenidos son nuevos cada vez.
En la comunidad académica tenemos mucho que agradecerle a Rod Camp. En mi caso, tengo toda una lista de agradecimientos en lo personal. Hace algunos años, el doctor Basáñez me compartió una fotografía tomada en 1991, cuando trabajaba yo en su despacho de encuestas. En la foto aparecen Basáñez, Roderic Camp, Ronald Inglehart, Neil Nevitte y Enrique Alduncin, todos ellos enormemente influyentes en mi formación profesional. En la foto también estamos Shannan Mattiace, quien en esos momentos era estudiante de Rod Camp en Iowa y hoy profesora universitaria, y yo, a punto de ser reclutado por Inglehart para ir a la Universidad de Michigan. Ya son 30 años de ello.
En esos comienzos de trayectoria académica y profesional, Rod Camp tiene un lugar especial en mi lista “mi primera vez”. Rod me invitó a dar mi primera conferencia académica en una universidad norteamericana, Tulane University, en Nueva Orleans, en 1994. Ahí presenté los resultados de un análisis de encuesta de cómo habían votado los mexicanos en las elecciones intermedias de 1991 y qué efecto tuvo el Programa Nacional de Solidaridad en el voto. El doctor Camp editó un libro con los materiales de esa conferencia en el que incluyó mi artículo, pidiéndome que lo expandiera con una discusión sobre la manera en que se utilizaban políticamente las encuestas de opinión pública durante el gobierno de Carlos Salinas.
La publicación del libro en 1996 significó mi primer capítulo publicado en autoría propia. Todavía recuerdo la emoción de ver el libro de Rod impreso con mi capítulo incluido y tenerlo entre mis manos, un libro de tapa dura que, por supuesto, aún conservo. Fue la primera publicación académica que recibí en mi cubículo del ITAM en mi primer semestre como profesor. También fue mi primera publicación en inglés. Rod me dio la primera imagen de un editor de libro académico. Desde el principio me dejó claro lo importante de la retroalimentación y de limar y pulir asperezas en tu trabajo para que embone lo mejor posible en una obra colectiva. Dos años después, en 1998, Rod coordinó una encuesta sobre la democracia en América Latina, y nuevamente me invitó a participar en el análisis, lo cual derivó en un libro que contenía un capítulo mío, el primero del nuevo siglo, publicado en 2001. También me abrió las puertas para incluir un artículo sobre el votante mexicano en el Oxford Handbook of Mexican Politics, editado por él y publicado en 2012.
Sus consejos y comentarios fueron muy importantes para esas publicaciones, pero seguramente también para muchas otras que tuve por mi parte, con otros coordinadores o yo mismo como coordinador.
Rod Camp solía ser un ávido lector y coleccionista de las encuestas que publicábamos en Reforma, cuyos datos solía incorporar en sus trabajos académicos. Recientemente también ha seguido los estudios de El Financiero. Eso ha sido un incentivo para documentar y presentar las encuestas lo mejor posible.
Le deseo a Rod Camp una muy feliz celebración de estos 50 años, que significan varias generaciones de estudiantes que se han beneficiado de sus enseñanzas, y de colegas como yo que, de una forma u otra, nos hemos beneficiado de su mentoría y amistad.