En diciembre de 2005, con los ánimos políticos caldeados por la elección presidencial del siguiente año, el presidente del entonces IFE pidió a los actores políticos una tregua navideña, que consistía en dejar de hacer actos de proselitismo político y debate público por unos días. Fue una medida muy controvertida, pero recuerdo que los actores políticos la acataron, incluidos Felipe Calderón y Andrés Manuel López Obrador, los dos punteros en las encuestas. Podía no gustar lo que marcaba el árbitro, pero se acató.
En este diciembre, con la consulta de revocación de mandato programada para el próximo año, los ánimos políticos también andan muy caldeados, y el INE está en el ojo del huracán, como lo indican las reacciones del presidente y su partido, a la decisión del órgano electoral de aplazar la consulta y revisar el tema presupuestal; y de la Suprema Corte de no validar tal decisión. No parece haber tregua esta vez. Vale la pena ver algunas mediciones de opinión pública para documentar y entender el sentir ciudadano en medio de esta controversia.
Un primer indicador es el nivel de confianza en el INE. A pesar de los diversos embates que ha habido hacia al órgano electoral, el INE goza de buena reputación. La encuesta nacional de El Financiero realizada en noviembre pasado registró 63 por ciento de confianza ciudadana en el INE y 36 por ciento de desconfianza.
Según la encuesta, la confianza en el INE es mayoritaria entre los diversos grupos de simpatizantes de los partidos políticos: más del 80 por ciento de los panistas confía en el INE, así como más del 70 por ciento de los priistas, y más del 50 por ciento de los morenistas y de los apartidistas. En ningún caso persiste la desconfianza, lo cual es una señal muy saludable de la actitud de los ciudadanos partidistas y apartidistas hacia los procesos electorales en el país.
Un segundo indicador sí revela una clara división de opiniones, en la que se contraponen la misión central del INE de organizar elecciones confiables y el objetivo lopezobradorista de austeridad. Según la encuesta de El Financiero, el 46 por ciento de las personas entrevistadas está más de acuerdo con que el INE cuente con los recursos que garanticen elecciones confiables en el país, mientras que el 49 por ciento está más de acuerdo con que el INE se ajuste a la política de austeridad y reciba menos recursos. Con una diferencia de tan sólo tres puntos porcentuales, ninguna de estas dos visiones se impone sobre la otra.
A diferencia del indicador anterior, en esta pregunta sí se reflejan divisiones partidarias importantes. Los panistas y los apartidistas se inclinan mayoritariamente hacia la postura de dotar al INE con los recursos que garanticen elecciones confiables, mientras que los morenistas apoyan mayoritariamente la postura en favor de la austeridad republicana que defiende el Presidente López Obrador. El apoyo a la política de austeridad es incluso más alto entre los entrevistados que se consideran lopezobradoristas, más que morenistas. Esta es una diferencia que ya hemos señalado aquí y a la cual vale la pena regresar en otra ocasión, pero basta decir que el lopezobradorismo hoy en día es una identidad política más numerosa que el morenismo y más estrechamente ligada a las posturas del propio presidente.
Para confirmar esta línea de división política, la encuesta revela que quienes están a favor de la cuarta transformación están mayoritariamente a favor de que el INE se ajuste a la política de austeridad. Por el contrario, quienes están en contra de la 4T manifiestan un sentir mayoritario a favor de que el INE cuente con los recursos que garanticen elecciones confiables. No hay que olvidar que la consulta de Revocación de Mandato tiene, por ley, las características de una elección constitucional, y por ello el INE ha solicitado los recursos necesarios, mientras que los tres poderes de la Unión los han denegado.
Llegamos a la Navidad sin tregua navideña para el INE. Veremos cómo siguen las cosas.