Enrique Quintana: La difícil tarea de evitar la soberbia

AMLO cerró su campaña en el Estadio Azteca
AMLO cerró su campaña en el Estadio Azteca
El cierre.AMLO cerró su campaña en el Estadio Azteca
Cuartoscuro
autor
Enrique Quintana
Director General Editorial de El Financiero.
2018-06-28 |07:54 Hrs.Actualización08:32 Hrs.

De acuerdo con la FIFA, el equipo nacional de Suecia es el número 24 del mundo. México es el número 15. Y ayer nos golearon.

Alemania aparecía en esa lista como el equipo número uno del mundo y Corea en la posición 57. Y los coreanos eliminaron al campeón del mundo.

La soberbia ya no funciona. Hay muchos ‘irrespetuosos’ a los que no importa la jerarquía. Esa es la realidad ahora. Van por todo y derrotan a los favoritos. Hablo del futbol, desde luego… pero también de la política.

Fue la historia de siempre… en futbol. La Selección Mexicana de futbol tuvo un buen desempeño frente a una malísima Alemania y ante el que parecía un modesto equipo asiático, y en los comentarios de los “expertos” ya candidateaban a México para campeón del mundo.

Es parte de nuestra cultura. Festejamos un logro como carnaval. Pero si algo nos sale mal, nos tiramos al drama, y queremos suicidarnos porque suponemos ser los peores en todo lo que hacemos.

Y, eso no sólo ocurre en el futbol.

En este sexenio, tras el éxito arrollador del Pacto por México, los críticos éramos calificados como ignorantes. No se iba a dar gusto a la galería.

Ahora “la galería” tiene su pulgar hacia abajo. Y aquí no hay un equipo coreano que salve la clasificación.

Es increíble que esa lección dolorosa que se vivió en este gobierno, que pasó de la mayor de las expectativas a la peor de las frustraciones, no sea aprendida por otros.

Quienes hoy son los favoritos para ganar las elecciones andan como pavorreales. Miran hacia abajo a los demás y sienten lástima de sus críticos.

Es probable que ganen. Pero, si no ponen los pies sobre la tierra, su triunfo puede evaporarse muy pronto.

Ninguna fuerza política, de la tendencia que sea, es capaz de cumplir con todas las ofertas que hizo en su campaña.

Esa regla vale aquí y en China… bueno, no sé si en China, pero sí en todas las democracias occidentales.

Así como la Selección Mexicana –como es usual– se dejó inflar por los buenos resultados de sus dos primeros juegos, y luego vino la estrepitosa derrota de ayer, el nuevo gobierno deberá tener cuidado de que, tras su triunfo, no venga un rápido desencanto.

Los más lúcidos de ese equipo saben que persisten muchas dudas e interrogantes. Y que si actúan como si no hubiera ninguna, se arriesgan a generar frustración.

Pero, es muy difícil evitar el vértigo del poder. Desde la altura, frecuentemente la razón languidece y la tierra aparece lejana.

No importa lo que se haya hecho y dicho antes, el reto es mantener la cordura cuando se está en el poder, cuando a la pregunta de qué hora es, le pueden contestar: “la que usted diga señor”.

La Selección Mexicana de futbol puede reponerse. Ya le ganó a Brasil en una final en 2012. Y en 2014, le empató en su territorio. México puede ganar el lunes, siempre y cuando el equipo deje de creerse lo que muchos le dicen que son, y vuelvan a hacer tierra y saber que son el patito feo, que tienen que hacer la hazaña. Hablo de futbol, no se imagine otra cosa.

El nuevo gobierno tendrá el reto de hacer tierra y saber que, pese a los votos que tengan, serán quizás la administración más vulnerable que haya llegado en tiempos modernos, en uno de los entornos mundiales más complicados de la historia reciente.

¿Serán capaces de hacer a un lado la soberbia?