Enrique Quintana: No basta criticar el populismo de AMLO

El presidente de México (izquierda) criticó el avance del populismo en el mundo
El presidente de México (izquierda) criticó el avance del populismo en el mundo
Meditando.El presidente de México (izquierda) criticó el avance del populismo en el mundo
Cuartoscuro
autor
Enrique Quintana
Director General Editorial de El Financiero.
2017-03-23 |07:49 Hrs.Actualización07:49 Hrs.

Las políticas que ponen en práctica los populistas funcionan bien hasta que la economía revienta; las medidas aplicadas por los neoliberales funcionan bien hasta que la política revienta.

En la conversación que tuvimos un grupo de periodistas con el presidente Enrique Peña en el mes de febrero, refirió estas consideraciones, atribuyendo las frases al secretario de Energía, Pedro Joaquín Coldwell.

El análisis refleja adecuadamente los ciclos que parecen darse en el mundo entero y que ahora, tras el Brexit y el triunfo de Trump, parecieran inclinarse hacia los populistas.

Quizás por esa razón, en la inauguración de la Convención Bancaria número 80, la crítica al populismo y la defensa de las políticas liberales dominó algunas de las intervenciones, como la del presidente de los banqueros, Luis Robles, y la del presidente Peña.

Se precisó que el populismo, como lo entendemos en México, es el planteamiento de soluciones simplistas y casi siempre falsas, a problemas complejos.

El secretario Meade, además, hizo un recuento amplio de la construcción institucional del país, que ha sido clave para lograr evitar crisis como las que enfrentamos en el pasado.

Los argumentos en contra del populismo son correctos. Pero carecen de un ingrediente que probablemente no permita que tengan la fuerza para persuadir: no contienen una estrategia de desarrollo. Para ella no basta la estabilidad.

Si la mayor parte de la población estuviera satisfecha con los resultados económicos de las políticas liberales, simplemente no habría un ambiente propicio para el populismo.

Pero no es así.

La simple descalificación del populismo o el señalamiento de que el practicar sus propuestas conduce a desastres económicos no es convincente en un entorno en el que existe la percepción de que las políticas liberales han fracasado.

Sin embargo, no encuentro aún propuestas articuladas y claras que hagan un reconocimiento de los errores cometidos y propongan opciones a ellos.

Los proponentes de políticas liberales son reticentes al reconocimiento de fallas bajo la premisa de que los populistas van a aprovechar esa circunstancia para llevar agua a su molino.

En la Convención Bancaria no hubo ninguna alusión específica a AMLO, y explícitamente los banqueros han dicho que las críticas son aplicables a populistas de cualquier signo, pero no habría que ser expertos en política para saber de quién se hablaba.

En la reunión de los banqueros, a pesar de que se hable de temas económicos y financieros, en realidad, en el fondo, estará el debate político.

La reunión de este 2017 en realidad es un preludio de la de 2018.

Si se sigue con la tradición, el próximo año asistirán los más importantes candidatos a la Presidencia y el debate sobre liberalismo y populismo tendrá una nueva edición.

Insisto en lo dicho: si se quiere combatir al populismo, se requiere una propuesta que vaya más allá de la crítica a los males que traería. Se requiere una propuesta articulada, clara y convincente, que ofrezca respuestas claras –que no tienen que ser falsas– a los problemas complejos, que no requieren soluciones complejas.

Sin esa propuesta, quizás México sea otra ficha en este dominó que este año comenzó con el Brexit y Trump.