@macafut: Los putos valores que importamos

Aficionados a las afueras del Estadio Azteca en espera de ver jugar a los Raiders
Aficionados a las afueras del Estadio Azteca en espera de ver jugar a los Raiders
Quédate.Aficionados a las afueras del Estadio Azteca en espera de ver jugar a los Raiders
autor
Mauricio Cabrera
Director y Cofundador de juanfutbol
2016-11-23 |10:10 Hrs.Actualización10:16 Hrs.


Un país de apariencias. De fantasías ideadas para engañar a otros. Porque lo malo no pesa en la conciencia, sino en la imagen. Entonces se trata de pretender. De ser lo que otros dicen que debemos ser. 

Porque la aprobación ajena pesa más que el juicio propio. El qué dirán como filosofía de vida. El problema no es educativo, es de percepción. El problema no es lo que somos, es que la NFL no quiera volver.


La conciencia llega a través del complejo. Al mexicano le gusta que lo conquisten. Que le digan que es de primer mundo. Que su ciudad es la capital del deporte. Por eso se viste con lo mejor que tiene. 

Desaloja a los homeless que antes habían tenido tiempo de improvisar una estancia. Monta canchas empastadas para cubrir la pobreza de los tendederos. Le pone Internet a un estadio que se ha hecho viejo. Y emite un código de comportamiento. No para la vida, sí para la ocasión. Para la Fórmula 1, la NFL o la NBA. La integridad nacional empeñada en un like de terceros. No es agradarnos, es gustarles.

La FIFA ahora lo sabe. La solución al grito de puto en los estadios mexicanos es sencilla. Que la NFL no se vaya nunca. Sin mayor esfuerzo que venir a hacer un buen negocio, se convirtió en el máximo aliciente para que nos pareciera de mal gusto ofender al rival. No funcionaron las advertencias de castigo. 

Tampoco las campañas sin convicción de los seleccionados. Pero sí lo que Estados Unidos pudiera pensar de nosotros. Importamos el civismo de una liga extranjera. No nos mueve el deseo de hacer lo correcto. Nos espanta ser indignos.

El mexicano es una buena persona. Aún después de pagar miles de pesos por un boleto está más preocupado por gustar que por exigir. Invierte las premisas de negocios. El cliente no tiene la razón. Espera ser juzgado en vez de juzgar. Paga para ponerse a prueba. Para que en modalidad deportiva le digan si merece la green card. Le aterra que se la nieguen. Que lo rechacen. El que paga no manda.

México se fragmenta. Le gusta la división de clases. No es chido ser naco. Al menos no cuando viene la NFL. Desconoce actitudes de siempre, pero también aficiones de siempre. Porque de pronto el soccer es un pinche deporte de incultos muertos de hambre. De unir a la nación contra Estados Unidos hace unos días a vergüenza nacional. Los gringos eran putos a lo lejos y en su cancha. Pero no aquí. Se vale insultar en la liguilla porque queda entre nosotros. Pero es la NFL, el mundo se va a enterar. Y todos van a pensar que somos un país de jodidos. Y lo somos a diario, pero no cuando ellos vienen.

La nuestra es una conciencia con fecha de caducidad. Este miércoles los putos volverán a ser putos. El láser molestará al portero y a pocos más. Ya no importará demasiado. Es liguilla, es futbol y es México. Nuestros valores se fueron en la maleta. Ya habrá tiempo de recuperarlos cuando el primer mundo vuelva al tercero. El problema no es lo que somos, es que la NFL no quiera volver.