Un apellido ligado a escándalos de corrupción permite a Claudia Sheinbaum cerrar la semana apuntalando lo que podría ser una estrategia para darse a conocer como una gobernante que no tolera la impunidad.
Este jueves fue vinculado a proceso Nelson Toledo. Hablamos del hermano de Mauricio, conocido como Tomate, quien se vio envuelto en polémicas desde su paso por la delegación Coyoacán. En la pasada elección federal intentó escapar de pesquisas a través del fuero de una diputación, y tras frustrarse esa opción –fue desaforado– ahora se encuentra huido en Chile.
La diligencia que dejó en la cárcel a Nelson, quien también fue servidor público (es un decir), ocurrió este jueves, pero el cerco que el gobierno de Sheinbaum ha tendido sobre exmanceristas lleva muchos meses, y parece estar dando frutos.
Es importante recordar que así como el triunfo electoral de López Obrador en 2018 fue impulsado por los escándalos de corrupción de gobernadores priistas y de integrantes del peñismo, en el ámbito capitalino ocurrió algo parecido.
La administración de Miguel Ángel Mancera cerró de fea manera el ciclo de los gobiernos perredistas que iniciara el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas en 1997.
Fue así no sólo porque López Obrador y los suyos se desprendieron del PRD para formar Morena, marca con la que ganarían la ciudad, sino porque, como jefe de Gobierno, el hoy senador Mancera prefirió aliarse con peñistas, panistas y, por supuesto, con cuestionados correligionarios como Toledo. De ahí que a la derrota perredista en la Ciudad de México en 2018 también abonaran los escándalos de corrupción de figuras ligadas al mancerismo iniciado en 2012.
No es exagerado decir que, en la debida proporción, el gobierno de la ciudad ha perseguido y procesado a más personajes del entorno del exmandatario local que el presidente López Obrador con respecto de su predecesor.
En el caso de Sheinbaum hay que acreditarle que tiene acorralados a los hermanos Luis y Julio Serna (éste fue detenido en noviembre), amigos personales de Mancera y sus operadores en no pocas tareas; al exsubsecretario de Finanzas Miguel Ángel Vázquez (detenido y ahora testigo), personaje central en la operación de diversos fondos, y al exsecretario de Obras Édgar Tungüí (detenido en España y extraditado). Esto sin mencionar que a colaboradores de otros altos perfiles, como Raymundo Collins, exdirector del Instituto de Vivienda y quien tramitó un amparo, también se les ha procesado. Y ahora ha caído Nelson Toledo.
Si la jefa de Gobierno logra convertir esos juicios en sentencias condenatorias, podrá decir que incluso sin hacer mucho ruido sabe ajustar cuentas con parte de aquéllos que cometieron abusos en contra de la ciudad.
Hay que señalar que en el caso de Mauricio Toledo está por verse si en las andanzas de este exdiputado local no termina enredado el actual alcalde coyoacanense, Giovani Gutiérrez, que ganó en 2021 en una campaña donde hubo señalamientos de que ambos personajes mantenían singulares nexos.
Lo de Nelson cierra una semana en la que Sheinbaum logró que se vinculara a proceso a la ahora alcaldesa con licencia Sandra Cuevas. Si ésta hubiera estado atenta a los éxitos que se venía apuntando el gobierno central en sus procesos contra múltiples excolaboradores de Mancera, quizá habría tenido más cuidado en el episodio en el que dos mandos policiacos la acusan. Ella, reiterarlo, niega los cargos y reclama persecución política.
Hay que repetir que esta imagen de Sheinbaum como alguien que no tolera la corrupción ni la impunidad se consolidará si y sólo si prueba que también es implacable con los de su partido que cometan delitos.