¿Cuánto valen las tareas de cuidado no remunerado de las mujeres en México?

Las mujeres mexicanas tienen una de las más altas cargas de trabajo doméstico no remunerado de la OCDE.
Las mujeres mexicanas tienen una de las más altas cargas de trabajo doméstico no remunerado de la OCDE.
8M.Las mujeres mexicanas tienen una de las más altas cargas de trabajo doméstico no remunerado de la OCDE.
Especial
Diana Delgado Cabañez
2022-03-08 |07:34 Hrs.Actualización07:33 Hrs.

Durante la pandemia Elena Serrano asegura que se convirtió en “todóloga”. Solía sentarse a trabajar en la computadora que instaló en la mesa de su casa cargando en las piernas a Leo, su hijo de dos años, mientras que, al mismo tiempo, estaba pendiente de Verónica, su hija de 10 años que tomaba clases en línea.

Su día a día es una carga de responsabilidades: termina una junta en línea y se escapa para darle de comer al niño, avanza en el trabajo y revisa las tareas de su hija, prepara la comida y atiende alguna llamada telefónica o envía correos electrónicos.

“Todo eso es muy complicado porque nunca termino nada a tiempo. Mi jornada de trabajo se hizo más larga porque me tardo más en cumplir con mis metas y aunque no he tenido tantos problemas con los jefes, me doy cuenta que se molestan cuando tardo en responder o si me debo ausentar”, cuenta.

Aunque Elena asegura que la pandemia acentuó la carga de responsabilidades, esto no era nuevo, pues previo al encierro, salía a trabajar a las 7 de la mañana, pero a esa hora ya había preparado el lunch de los hijos y los dejaba listos para que su mamá los llevara a la escuela y en la tarde los recogiera. De esta manera, las abuelas son parte de las mujeres que asumen tareas de cuidado.

De acuerdo con el Instituto de Liderazgo Simone de Beauvoir, las tareas de cuidado son todas aquellas actividades indispensables para satisfacer las necesidades básicas de la existencia y reproducción de las personas y se estima que el 73 por ciento de las horas dedicadas a las labores de cuidado no remuneradas en México son realizadas por mujeres, niñas y adolescentes quienes, en ocasiones, deben dejar la escuela o el trabajo para dedicarse a la atención a otros, lo que limita el ejercicio de sus derechos a la educación y al empleo.

“Las tareas incluyen el autocuidado y el cuidado de otras personas, la provisión de las precondiciones para cuidar (limpieza, compra y preparación de alimentos) y la gestión del cuidado (la coordinación de estas actividades y sus horarios)”. Y por todas esas actividades se suele pagar, por fuera, una contraprestación, tal es el caso de los restaurantes, escuelas, instituciones de asistencia y especialistas.

Según el Inegi, si se obtuvieran ingresos por las labores del hogar y de cuidado a niños, adultos mayores, personas enfermas y personas con discapacidad, sería equivalente a 27.2% del Producto Interno Bruto, es decir, una cuarta parte de la producción económica de todo el país. 

En México, como en muchas partes del mundo, se habla de la crisis de los cuidados pues se basan en labores gratuitas, precarias e invisibilizadas, y los arreglos para cubrir las necesidades de cuidado son injustos e insatisfactorios. Se trata de un problema público y de desigualdad de género, pues esta situación es producto de la injusta manera en que las familias, el mercado y el Estado han distribuido los cuidados.

LAS DOBLES Y TRIPLES JORNADAS

De acuerdo con el último censo de vivienda (2020), 11 millones 474 mil 983 hogares en México tienen como jefa de familia a una mujer, es decir, 33 de cada 100.

Y las mujeres mexicanas tienen una de las más altas cargas de trabajo doméstico no remunerado de los países de la OCDE, pues en sus hogares asumen casi el 80 por ciento  de las tareas domésticas no remuneradas y la atención de niños y adultos mayores, esto implica que las mujeres dedican más del doble de tiempo a estas labores (28.8 horas a la semana) en comparación con los hombres (12.4 horas).

Aunado a esta sobrecarga de trabajo y como causa de las dificultades económicas, las mujeres han aumentado su participación en otras actividades que sí les generan ingresos, por lo que realizan dobles o triples jornadas de trabajo, lo que genera una profunda brecha de género en el uso del tiempo, además de que acceden a empleos de menos horas, más precarios, en la informalidad y se reduce su posibilidad de acceder a la educación, arte, deporte y ocio.

Elena Serrano lo ha enfrentado. Aunque labora en la Secretaría del Bienestar y cuenta con las prestaciones de ley, su salario está topado, toda vez que por sus otras obligaciones, no puede extender su horario o tener horas extra y, aún así, todos los días sale del trabajo, toma el Metrobús, llega a casa y debe revisar tareas, lavar ropa, trastes y preparar la comida del otro día. Una ida al cine, al parque, a tomar café con amigas o un tiempo a solas es casi imposible para ella, no dispone de un espacio-tiempo personal.

"Yo no sé qué haría sin mi mamá, ella es la que aliviana mi vida y aunque trato de apoyarla económicamente y le llevo de la comida que preparo para ella y mi papá para que no tenga que cocinar, sé que no es suficiente para todo lo que me ayuda. Difícilmente podría compensar el tiempo y el esfuerzo que le dedica a mis hijos y a mi", dice.

Además de la cantidad de responsabilidades, las mujeres enfrentan cargas mentales, emocionales y físicas pues tienen el reto de conciliar la vida laboral y familiar, lo que puede generar estrés, agotamiento extremo y afectaciones a la salud.

Y en el caso de la Zona Metropolitana, las mujeres hacen el doble de trayectos con propósitos de cuidado, lo que ha llevado a concluir que “las mujeres no sólo asumen las actividades de cuidado dentro de los hogares, sino también las actividades necesarias para los cuidados fuera de ellos y  en numerosas ocasiones hacen viajes llevando consigo a personas dependientes”.

Las principales actividades fuera de casa son llevar o recoger a alguna persona, hacer compras para el hogar, ir al médico y hacer trámites.

¿CUÁNTO VALE EL TRABAJO NO REMUNERADO?

Para entender lo que significa el trabajo no remunerado, hay que analizar los resultados de la Encuesta Nacional sobre Uso del Tiempo (ENUT)  del Inegi en colaboración con el Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres). El tiempo total de trabajo de la población (TTT) de 12 años y más en el país es de 5 mil 661 millones de horas a la semana, de las cuales 49.4% corresponden al trabajo no remunerado, 47.9% es de trabajo para el mercado y 2.8% se dedican la producción de bienes para uso exclusivo del hogar.

El 30.9% del TTT para las mujeres corresponde al trabajo para el mercado, 66.6% al trabajo no remunerado de los hogares y 2.5% a la producción de bienes para uso exclusivo del hogar. Para los hombres, 68.9% concierne al tiempo dedicado al trabajo para el mercado, 27.9% para el trabajo no remunerado de los hogares y 3.1% a la producción de bienes para uso exclusivo del hogar.

Las cinco entidades con las mayores brechas en desventaja en el TTT para las mujeres son: Zacatecas, Guerrero, Oaxaca, Sinaloa y Veracruz.

Aunque las tareas no remuneradas no son valoradas, sí son valuables pues en 2020 equivalieron a 6.4 mil millones de pesos y de representar un ingreso, superaría al doble al comercio y cinco veces al sector del transporte. Según cálculos del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), si en la próxima década las mujeres se sumaran a la fuerza laboral, la economía crecería de un 15 al 22 por ciento.

Pagar el trabajo doméstico, incluyendo las contribuciones a la seguridad social, costaría alrededor de 42 mil 602 pesos anuales por persona. Si diferenciamos entre mujeres y hombres, las mujeres obtendrían un mayor sueldo por el tiempo que le dedican; es decir, 59 mil 617 pesos contra 22 mil 390 pesos, detalla la Cuenta Satélite del Trabajo no Remunerado de los Hogares en México. 

El valor económico del trabajo doméstico y de cuidados de las mujeres casadas o unidas es superior al de las mujeres solteras. Asimismo, el trabajo realizado por las mujeres rurales alcanza un mayor valor que el de las mujeres urbanas, aunado a que aporta a la riqueza económica de los hogares.

En cuanto a las edades, el  trabajo doméstico y de cuidados que realizan niñas y niños de entre 5 y 11 años también adquiere un valor diferente: si se le pagará a las niñas tendría un valor de 6 mil 027 pesos y de 5 mil 628 pesos para los niños.

UN SISTEMA NACIONAL DE CUIDADOS PENDIENTE

En noviembre de 2020, la Cámara de Diputados reformó el artículo 4º de la Constitución para reconocer el derecho de las personas a ser cuidadas y a cuidar y aunque la medida no ha avanzado en el Senado, la meta es la creación de un sistema nacional de cuidados, hacerlo mejoraría el cuidado de las personas, liberaría el tiempo de millones de mujeres y permitiría que más de ellas accedieran a un trabajo con salario y seguridad social.

La reforma impulsada busca elevar a rango constitucional el derecho al cuidado digno garantizado por el Estado, con base en el principio de corresponsabilidad entre mujeres y hombres, las familias, la comunidad y el mercado. De acuerdo con expertos, el Sistema Nacional de Cuidados es clave en la construcción de un sistema de protección social que se convierta en un motor de movilidad social porque reduce cargas de trabajo y mejora las condiciones de quienes realizan estas labores de forma remunerada.

De esta manera, se tendrán que asignar recursos públicos, se tendría que buscar un cambio social de tareas de cuidado y del hogar compartidas  entre los distintos miembros de la familia, además de que los sectores privados deberán flexibilizar las jornadas y priorizar el trabajo efectivo.