Rosibel Arriaza, la madre de la salvadoreña Victoria Esperanza Salazar, quien falleció el pasado sábado tras ser sometida por policías de Tulum, Quintana Roo, pidió este miércoles al presidente de Estados Unidos, Joe Biden, que le dé refugio a sus dos nietas, que son hijas de la víctima.
Las autoridades mexicanas informaron el lunes que una autopsia de la hija de Arriaza confirmó que la policía le rompió el cuello. La joven salvadoreña falleció por asfixia cuando una mujer policía le puso las rodillas sobre el pecho.
“Yo tengo temor que a mis niñas les suceda algo en México y tampoco quiero traerlas a El Salvador. Quiero pedirle al presidente (Joe) Biden que me ayude, me tienda la mano y les dé refugio a mis nietas en Estados Unidos”, dijo Arriaza en una entrevista con la agencia de noticias AFP.
El sábado, cuatro elementos de la policía local (tres hombres y una mujer) fueron señalados como responsables de privar de la vida a la mujer salvadoreña. De acuerdo con peritos forenses, policías de Tulum causaron la muerte de Victoria al fracturarle la parte superior de la columna vertebral cuando fue sometida.
Cuando se percataron que ya no se movía, la cargaron y la arrojaron en la parte trasera de una patrulla. La necropsia concluyó que había una fractura en la parte superior de la columna vertebral producida por la ruptura de la primera y segunda vértebra lo que provocó la perdida de la vida de víctima.
Por otra parte, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) anunció el martes que atrajo el caso del feminicidio de Victoria.
“Este organismo autónomo reitera que la violencia contra las mujeres se desarrolla en un marco de impunidad social, por lo que el Estado mexicano tiene la obligación de garantizarles una vida libre de agresiones”, afirmó.
