Porque es necesario que como ciudadanos acatemos las medidas sanitaria para evitar más contagios
Pedro Alejandro Hernández Rodríguez era trabajador del call center Staff E&I, corporación que ofrecía servicios a Grupo Salinas y decidió mantener sus actividades pese a no ser una empresa esencial.
De acuerdo con Proceso, Pedro Alejandro falleció el 16 de abril por COVID-19, fue la primera víctima de ese centro de trabajo ubicado en la calle Rascarrabias, colonia Doctores; y no el joven Rodolfo Huby Cruz Juárez, un hombre de 30 años que falleció el 28 de abril por complicaciones derivadas de la enfermedad y que también laboraba en esa empresa.
Según la información obtenida por Proceso, Miriam, esposa de Pedro, concedió al medio una entrevista y ella fue quien contó cómo, pese a tener síntomas, la víctima fue obligada a ir a trabajar.
"Pedro comenzó a sentirse mal el 23 de marzo; presentaba escurrimiento nasal, tos y se notaba decaído, él ya había padecido algunos problemas respiratorios, por lo que insistió en que él tenía que avisar a sus jefes para que se ausentara del trabajo, pero la única respuesta que obtuvo fue que si faltaba, le descontarían el día, y que tres faltas seguidas ameritaría el despido", narró la esposa de la víctima.
Pedro accedió a seguir laborando porque necesitaba el dinero, sin embargo intentó explicarle a sus jefes que el propio gobierno había decretado cierre de actividades no esenciales. No tuvo éxito.
NEGLIGENCIA
Otro de los obstáculos a los que se enfrentó Pedro fue que cuando presentó síntomas y llamó a la línea COVID-19 que puso a disposición el gobierno de la CDMX, le comentaron que no era grave y por lo tanto no era necesario acudir al hospital.
"Nosotros tampoco sabíamos qué estaba pasando. Si en la línea nos decían que no, aunque él se sentía mal, nos daba miedo ir al hospital porque qué tal si no tenía nada y ahí lo íbamos a agarrar el virus", explicó Miriam Cabrera a Proceso.
La viuda relató que en una charla que sostuvo con Pedro, él le comentó que quizás había contraído el virus en la misma empresa, puesto que al menos otros tres compañeros mostraban el mismo padecimiento.
Tras varios días con síntomas, fue hasta el 6 de abril que faltó a su empleo. Tenía fiebre alta y dificultad para respirar, aunque llamaron varias veces a la Línea COVID-19 desestimaron su caso.
Pedro y su esposa decidieron acudir a la clínica 92 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) ubicada en la Alcaldía Azcapotzalco. Pedro fue ingresado al hospital, pero horas más tarde salió con un diagnostico vago y lo mandaron a casa. Estuvo encerrado en su habitación hasta el 12 de abril, cuando de nueva cuenta los síntomas se agudizaron e incluso no podía mantenerse en pie.
Sus familiares lo vistieron y llevaron al Hospital 48 San Pedro Xalpa, también del IMSS, donde lo ingresaron al ver su estado de salud. Esa fue la última vez que su esposa Miriam lo vio. Aunque personal del hospital le dijo que la mantendrían informada, tuvieron que pasar dos días para que personal de la clínica le diera la mala noticia.
Pedro murió a las 5 de la mañana del jueves 16 de abril, solo. Lo último que alcanzó a decirle a su esposa fue que debía dejar sus pertenencias porque ya lo iban a ingresar.
Con información de Proceso