En los últimos días hemos visto que los Papeles de Pandora, han sacudido a la política, los negocios e incluso la farándula en el mundo. El reportaje elaborado por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación, ICIJ por sus siglas en inglés, y publicado en español por el diario El País, muestra los entramados que han sido utilizados para eludir autoridades fiscales, así como para realizar complejas operaciones financieras.
Los más de 6 millones de documentos filtrados, exponen las maniobras realizadas por miles de figuras públicas con el objetivo de esconder fortunas multimillonarias en paraísos fiscales y sociedades offshore. Estas sociedades constituídas en ciertos países de manera casi instantánea y sin la necesidad de ser fiscalizadas, no tienen empleados ni actividades económicas y en ocasiones, su oficina es tan solo un pequeño buzón a donde llega la correspondencia.
El objetivo de estas estrategias, es construir corporativos dentro de corporativos que a su vez son dueñas de las ganancias de otras empresas. Si bien es cierto que un gran número de estos esquemas no son del todo ilegales, la complejidad de los entramados sí suelen ser utilizados para ocultar dinero proveniente de operaciones ilícitas y corruptas. Además, es importante subrayar que se realizan casi siempre, con dos fines muy particulares: evadir impuestos o esconder operaciones desde el anonimato.
En esta investigación resultaron expuestas varias figuras públicas mexicanas que operaron en ambos sentidos. Por un lado, en nuestro contexto de carencias básicas, la gravedad de la evasión recae en negarle al país una oportunidad importante para el desarrollo, ya que cada peso eludido ha sido un peso que nunca pudo destinarse a la inversión pública.
Por otro lado, la gravedad del anonimato obstaculiza la rendición de cuentas y permite la propagación de redes delictivas en todos los niveles de gobierno. Las revelaciones de este reportaje no sólo incluyen a políticos en México, también han detectado a más de 300 en todo el mundo. Particularmente destacan 35 mandatarios, en activo o retiro, lo cual muestra de cuerpo entero la segunda función de este mecanismo: ocultar a las personas que son dueñas de un bien.
El anonimato puede ser útil para la seguridad, pero también es innegable que estos mandatarios utilizaron las empresas con el objetivo de mantener en secreto fortunas, yates, propiedades y todo tipo de posesiones que pudiera lucir escandalosas en una declaración patrimonial. De manera casi irónica, las investigaciones develaron que quienes más tienen, son también quienes más temen ¿cuál sería la necesidad de ocultar operaciones o posesiones lícitas?
Los Papeles de Pandora nos muestran cómo las redes de influencia e incluso de corrupción operan a nivel internacional. Es muy claro que para erradicar estos males hace falta una acción colectiva, reformista y sistémica.
Solo se puede divisar un cambio profundo si la presión viene de parte de millones. Las complejidades políticas que se podrían enfrentar al buscar un cambio en este modelo de privilegios requiere de la presión multitudinaria en todo el planeta.
Precisamente porque trastoca a la justicia en todos sus niveles, se debe de actuar con rapidez, pero con una visión sistémica. A la corrupción muchas veces se le caricaturiza exclusivamente como el soborno de la “mordida” al oficial de tránsito, sin embargo, se deja fuera de la discusión a las enormes redes de profesionales, empresarios y políticos que permiten que estos vicios se perpetúen en la sociedad. La corrupción de cuello blanco debe empezarse a repudiar con la misma vehemencia que la dádiva “para el chesco”.
Finalmente, es necesario que las consecuencias no queden solo en condenas públicas, los costos deben ser altos para quienes lucran con lo público. Si bien es buena noticia ver el interés por parte de las autoridades y organizaciones no gubernamentales por que la respuesta vaya más allá —con la movilización de la Unidad de Inteligencia Financiera, por ejemplo— debemos presionar para que el rechazo se cristalice en nuevos tratados sobre cooperación financiera entre naciones, aumento de castigos por omitir la verdad en las declaraciones patrimoniales, así como implementar en México el mecanismo del “beneficiario real”, entre otras medidas.
Los Papeles de Pandora importan porque muestran que en nuestra sociedad, hay quienes pueden torcer las instituciones para su beneficio, sin enfrentar las consecuencias. Detenerlo ya no se reduce solamente al actuar jurídico, implica una lucha colectiva y necesaria, para que la democracia —un modelo en donde todas las personas somos iguales— sea una realidad.
