Salvador Camarena: El ridículo

En 2014, el fiscal de Nayarit, Égdar Veytia, estuvo presente en un evento de presidencia donde les pidieron ser confiables a la sociedad.
En 2014, el fiscal de Nayarit, Égdar Veytia, estuvo presente en un evento de presidencia donde les pidieron ser confiables a la sociedad.
Cinismo.En 2014, el fiscal de Nayarit, Égdar Veytia, estuvo presente en un evento de presidencia donde les pidieron ser confiables a la sociedad.
Cuartoscuro
autor
Salvador Camarena
Periodista
2017-03-30 |07:38 Hrs.Actualización07:38 Hrs.

El 21 de noviembre de 2014, el presidente Enrique Peña Nieto pronunció un discurso sobre el hartazgo de la sociedad mexicana frente a la violencia.

“La sociedad, con razón, está harta de sentirse vulnerable, está cansada de la impunidad y de la delincuencia. Y ante este sentir social, los policías, ministerios públicos, procuradores, fiscales, jueces y magistrados deben poner su máximo empeño para que en todo el país rija el imperio de la ley. Entre todos tenemos que construir un México en paz, un México seguro y de tranquilidad para las familias. Ese es el país que los mexicanos exigen y merecen”.

Con esas palabras, el Presidente inauguraba el primer Encuentro Nacional de Procuración y Administración de Justicia. “Éste es el foro propicio para refrendar nuestro compromiso con un sistema de justicia más eficaz, más transparente y, sobre todo, más confiable”, agregó. Entre quienes lo escuchaban ese día, entre quienes fueron llamados a construir un sistema de justicia confiable y eficaz estaba Égdar Veytia, quien entonces llevaba año y medio como fiscal de Nayarit, y quien fue detenido hace dos días en San Diego, California, acusado de traficar drogas hacia Estados Unidos.

La prensa nayarita dio cuenta de la asistencia de Veytia al acto (http://bit.ly/2nBR72A), que incluyó una foto de Peña Nieto con los asistentes, entre ellos, el entonces procurador General de la República, Jesús Murillo Karam, y, por supuesto, el fiscal hoy detenido en Estados Unidos, a quien en las próximas horas le serán leídos los cargos de los que es acusado. 

Pero esa no es, para nada, la única ocasión en que Veytia tendría acceso a reuniones de alto nivel donde se discutirían temas claves de seguridad. Tan solo hace 20 días, el 10 de marzo, la Fiscalía de Nayarit estuvo presente en una jornada de trabajo de los procuradores de Querétaro, Jalisco, Michoacán, Aguascalientes, Guanajuato y Colima. Esta reunión estuvo presidida por Raúl Cervantes, procurador General de la República y se llevó a cabo en Querétaro. 

Un boletín de la Procuraduría sostiene que en ese encuentro se alcanzaron “acuerdos importantes” y diversos funcionarios del más alto nivel dieron información a los asistentes. Por ejemplo, el comisario de la Agencia de Investigación Criminal, Vidal Díaz Leal Ochoa, habló a los procuradores de los protocolos nacionales de actuación, secuestro, destrucción de plantíos ilícitos y aseguramientos. 

Si las acusaciones en Estados Unidos en contra de Veytia se prueban ciertas, si este fiscal resulta narcotraficante, entonces quedará claro que las máximas autoridades de procuración de justicia, seguridad pública, inteligencia e investigación de México habrán protagonizado en el caso del fiscal de Nayarit un ridículo, en su escala, comparable al ocurrido en la administración Zedillo con el general Jesús Gutiérrez Rebollo, que pasó de zar antidrogas a la cárcel, acusado de nexos con narcotraficantes.

¿Qué sabían en Gobernación, en el CISEN, en las áreas de inteligencia de la Marina y el Ejército, en las de investigación de la PGR sobre Veytia? ¿Hicieron algo las autoridades con los distintos reportes periodísticos, si bien pocos, que a lo largo de los años registraron señalamientos en contra de él? ¿Qué dicen las pruebas de confianza que se le aplicaron a este fiscal, elegido en febrero de 2013 y que se supone que duraría siete años en el cargo?

Desde el Presidente de la República hasta la exprocuradora Arely Gómez, pasando por procuradores y jueces, Veytia convivió con buena parte de los actores que deben dar seguridad al país.

Si en Estados Unidos se prueba que es un criminal, si se prueba que era el zorro en el gallinero, qué pinche ridículo internacional.