Carlos Urzúa, quien será secretario de Hacienda a partir del 1 de diciembre, enfrenta uno de los retos más importantes de la próxima administración: dar viabilidad a las propuestas y proyectos de AMLO.
El lunes se presentaron siete proyectos de infraestructura prioritarios, que van a requerir recursos fiscales.
Previamente se habían planteado programas como el de apoyo a los jóvenes y a los adultos mayores, que también demandan recursos.
Y, hay otros que no se presentaron pero que se han enunciado, que requieren mucho dinero, como el tren México-Querétaro o la reconfiguración de refinerías y la construcción de dos más.
Así que Urzúa debe encontrar dinero para todo ello, sin aumentar impuestos, quizás perdiendo ingresos por el menor IEPS a las gasolinas, perdiendo recursos del IVA en la frontera, y sin pedir más préstamos, para mantener la disciplina fiscal.
Urzúa es un hombre capaz, serio, honrado, dedicado, y que va a hacer todo el esfuerzo posible para lograr encontrar el dinero que se necesita. Pero tampoco es un mago. No puede aparecer milagrosamente cientos de miles de millones.
A propósito de este desafío, Sergio Luna, economista de Citibanamex, publicó ayer un texto que titula: El enigma de diciembre.
En una de las partes sustantivas del análisis, evalúa que los ahorros que realmente pueden conseguirse por efecto de reducciones de sueldos y plazas, así como por consolidación de compras, andarían en los 121 mil millones de pesos anuales.
En su evaluación, los fondos adicionales requeridos por los programas sociales anunciados serían de 220 mil millones de pesos.
Sería casi inevitable incurrir en un mayor déficit público.
En ese cálculo, por cierto, faltan los fondos para los programas de infraestructura, en donde no habría requerimientos sólo si se concesionan en su totalidad al sector privado, lo que se ve poco probable. Así que las necesidades financieras reales,quizás sean de varios cientos de miles de millones de pesos.
El discurso público de López Obrador y el equipo es que habrá por lo menos 500 mil millones de pesos liberados por eficiencias en la asignación del gasto y eliminación de la corrupción.
Independientemente de las estimaciones, la realidad es que nadie sabe bien a bien de qué tamaño será el monto de recursos que podrán reasignarse por las razones referidas. Una visión mucho más conservadora dice que este monto quizás sería más prudente.
El análisis de Citibanamex es revelador al señalar que quizás es la prudencia de las empresas que cubrieron sus compromisos en dólares desde hace meses, más que un gran entusiasmo con el virtual presidente electo, lo que ha permitido una relativa estabilidad cambiaria.
Y, por lo mismo, esa circunstancia podría estar en juego en los próximos meses.
El doctor Urzúa, matemático y poeta, pero también exfuncionario público, sabe que probablemente se vaya a convertir en el personaje más impopular del gobierno de López Obrador.
Deberá decir que no a sus colegas en el gabinete; deberá meter más presión a los contribuyentes; castigar a los burócratas, y quizás, con todo y todo, quedarse a medias en sus objetivos.
Si hay un personaje clave para la próxima administración, será él.
No es casualidad que será el único secretario, que, al igual que el presidente, despachará en el Palacio Nacional.