En la conferencia mañanera de ayer, el presidente López Obrador señaló en varias ocasiones que en México no tenemos un rebrote de la pandemia de COVID-19.
Donde ha existido un rebrote es donde se había logrado abatir de manera drástica el número de nuevos contagios diarios para luego resurgir de nueva cuenta.
Uno de los casos más claros es el de España. De acuerdo con los datos de la Universidad Johns Hopkins, el 1 de julio se reportaron en España solo 388 nuevos casos. El 19 de octubre fueron 37 mil 889. Es decir, se multiplicaron por casi 100 veces.
Un caso menos evidente pero que también cambió de tendencia es Estados Unidos. El pasado 9 de septiembre se había logrado un nivel de 31 mil 131 nuevos casos y el 16 de octubre llegaron a 69 mil 156, es decir, se multiplicaron por 2.2 veces en poco más de un mes.
No enlisto otros ejemplos, pero hay muchos más.
En el caso de México, en términos de las estadísticas oficiales –lo subrayo– veníamos a la baja desde niveles máximos en los primeros días de agosto, pero la tendencia era relativamente suave, pues entre el 1 de agosto y el 16 de octubre, hubo una baja de solo 30 por ciento.
En realidad, en México nunca se abatió la ola de contagios, por lo que no puede haber un rebrote. Lo que puede producirse, de lo que le hemos advertido una y otra vez en este espacio, es una aceleración de los contagios.
No es inevitable que, tras conseguir una trayectoria a la baja de la pandemia, por fuerza los contagios tengan que subir nuevamente a los niveles previos.
Un ejemplo claro es Corea del Sur. El 1 de agosto, en este país hubo solo 30 nuevos casos. Pero volvieron a estallar los contagios y el 26 de agosto alcanzaron 441, casi 15 veces más. Sin embargo, la combinación de pruebas, aislamiento de los contagiados y la trazabilidad de sus contactos para romper las cadenas de contagios, permitieron abatir de nueva cuenta la pandemia. El 19 de octubre ya eran solo 58 los nuevos casos diarios.
Lamentablemente, creo que México se parece más a España o Estados Unidos que a Corea del Sur.
Por esa razón, me parece que en la conferencia mañanera no pudieron menos que curarse en salud tanto Jorge Alcocer, el secretario de Salud, como Hugo López-Gatell, el subsecretario, que le pusieron el acento en advertir los riesgos de las próximas semanas, frente a los dichos de AMLO, que buscaban transmitir una imagen de más éxito en la pandemia y en la economía. Por la tarde, el propio López-Gatell confirmó una tendencia al alza tanto del número de contagios como de la positividad de las pruebas.
A propósito de esta afirmación, le comento que ayer, a la hora que estaba escribiendo este texto, continuaba la discusión de la Ley de Ingresos en la Cámara de Diputados, que debió ser aprobada por la noche o en la madrugada del miércoles.
El escenario propuesto es el de un crecimiento de 4.6 por ciento en el PIB para el 2021; un déficit fiscal de 2.9 por ciento del PIB, prácticamente igual al de este año, y un balance primario igual a cero, igualmente con pocas diferencias respecto al estimado para este año.
Hacienda solicitó en la Ley de Ingresos un techo de endeudamiento neto del gobierno federal de 699 mil 125 millones de pesos, que es consistente con las anteriores estimaciones.
Los funcionarios de Hacienda saben, porque así lo han dicho, que, si efectivamente se presenta un rebrote, del que hay algunos indicios, aunque aún no se presente, sería necesario ajustar las metas fiscales aumentando el endeudamiento porque de otra manera la economía caería más.
Tiene razón AMLO. No se ha presentado un rebrote… todavía.