Era el verano del 2014. Estábamos reunidos en un jardín, era una mañana fresca, de cielo limpio después de la lluvia. En ese entonces quienes estábamos en el círculo de la conversación teníamos entre 19 y 24 años. Se podía sentir el nerviosismo que precede a una gran decisión. Después de platicarlo por meses, doce jóvenes llegamos a una conclusión que cambiaría nuestra vida: impulsar una candidatura independiente a diputado local en Jalisco.
En ese momento no sabíamos quién sería la o el candidato. En esos momentos no teníamos idea de las barreras, los golpes bajos y las dificultades a las que nos enfrentaríamos recolectando firmas y durante la elección. Ese día no teníamos la expectativa de lograr una victoria electoral, en todo caso queríamos demostrar que la política sí se podía hacer de manera austera, sincera, honesta y cercana. Ese día en ese jardín decidimos entregar nuestras horas a la política, ver un poco menos a nuestras amistades y familia, trabajar arduamente todos los días y hacer lo que nos parecía justo y sensato para nuestro país.
Desde ese día me siento feliz por el camino que tomamos. Nunca pensé que llegaríamos a este lugar, la vida nos ha sorprendido mucho. Nos ha demostrado que con pocos recursos, muchísimo trabajo cotidiano, con ilusión y honestidad, con ayuda de la sociedad y con mucha valentía compartida entre muchas personas, se le puede ganar al dinero, a los poderes fácticos y a las prácticas grillas del pasado.
Logramos ganar una elección en la que todos los sondeos nos ponían, incluso una semana antes de las votaciones, entre el tercer y el último lugar. Logramos llegar sin hacer concesiones a los grupos de poder, con una agenda que fue señalada como utópica, imposible y francamente ingenua.
Ya en el Congreso buena parte de dichas propuestas se volvieron realidad, en algunos casos por iniciativas propias y en algunos por iniciativas de otras diputaciones. Vimos que sí se le puede recortar el dinero a los partidos políticos, quitar el fuero, revocar a malos gobernantes a la mitad de su periodo y hacer un espacio legislativo abierto a las personas.
En ese proceso nos dimos cuenta que buena parte de las demandas que nos acercaba la sociedad tenían que ver con situaciones relacionadas con leyes federales. La emergencia del país se manifiesta de muchas maneras: la contaminación de nuestros ríos, la inseguridad, la corrupción que prevalece en la política, la pobreza, la precarización del trabajo, la impunidad en el sistema judicial, el desastre del sistema de salud, el despojo, la desigualdad y muchas injusticias más.
Viendo esto, tomamos una decisión, ir al Senado para representar a Jalisco. Otra vez salieron las voces que nos dijeron que sería imposible reunir 115 mil firmas, que nadie nos conocía fuera de la ciudad, que sería un desastre. Pero miles de personas respondieron al llamado, firmaron incluso bajo la lluvia, el frío o el sol. Firmaron con esperanza y cariño, sin recibir ninguna chamba, hueso o dinero a cambio y entonces logramos nuestra candidatura.
Por eso decidimos repetir, hacer una campaña de la que nos sintiéramos orgullosos. Volveríamos a poner topes a las donaciones, para que nadie se sintiera dueña o dueño de este esfuerzo; continuaríamos con austeridad en nuestra campaña, donde le pediríamos a cada persona que se volviera una portadora del mensaje. Un ejemplo de ello es que solo hemos gastado 40 mil pesos en promoción en redes sociales, pero hemos alcanzado a más de 16 millones de personas.
Hay miles de personas detrás de estas 14 candidaturas del arbolito que las hicieron posibles, primero con su firma y después con mucho trabajo codo a codo. Es por ellas, y por ustedes que vamos a hacer todo lo que esté en nuestras manos para construir el país que merecemos. pic.twitter.com/yH1BZAU7KW
— Pedro Kumamoto (@pkumamoto) 25 de junio de 2018
Así es como llegamos a la última semana de campaña. Un camino que lleva ya más de 3 años, un camino en donde nos han abierto millares de puertas, un camino complicado a veces y festivo en otras ocasiones, un camino lleno de nuevos amigos, admiración y gratitud. No puedo más que agradecerle a quienes me han dado un consejo, me han dado ánimos, a quienes han pegado una calca, han hecho una publicación, me han abrazado cuando baja el ánimo o me han hecho críticas cuando tengo que mejorar.
El camino sigue después del primero de julio, porque sabemos que este esfuerzo trasciende cualquier coyuntura electoral y porque habernos encontrado nos ha hecho más fuertes para no perder la esperanza de que la política puede transformarse desde las acciones pequeñas. Desde ahora, hemos ganado.