En medio de la batalla electoral más grande que ha presenciado nuestro país, es común que las sutilidades queden fuera del ojo público. Pasa que le dedicamos mucho tiempo a lo estrambótico, a los antagonismos, a las acusaciones, a lo extravagante y a lo ruidoso, pero pocas veces prestamos atención al acuerdo y a lo compartido entre los rivales. ¿A qué me refiero? Sencillamente a que, incluso en esta elección tan polarizante, existen acuerdos sobre el curso del país. Al día de hoy los contendientes a la presidencia de la República tienen varios puntos en común. Aquí quisiera señalar dos grandes consensos que he detectado y una pregunta por responder que podrían ayudarnos a entender mejor sus ruta a seguir de llegar a la silla presidencial.
En primer lugar es importante señalar el primer gran consenso: el diagnóstico de crisis de todas las fuerzas políticas. En México hay una emergencia nacional y todos la reconocen, desde luego con sus matices. Todos los partidos señalan que necesitamos mejorar en lo referente a nuestro desempeño de crecimiento económico, detectan un estancamiento en el desarrollo y aceptan que necesitamos sacudir nuestras apuestas productivas. Cada quien tiene a sus referencias, sus pecados, sus gurús y sus culpables.
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— Pedro Kumamoto (@pkumamoto) May 28, 2018
En algunos casos la causa proviene de fuerzas incontrolables, caprichosas y externas, un océano internacional huracanado que ha sido complicado de sortear, empero está la promesa de que pronto se divisará un puerto pacífico; en otros espacios se hace énfasis en la falta de incentivos fiscales, en la elaboración de mayor infraestructura para el desarrollo, en facilidades de pago de impuestos; en otros se señala a la falta de impulso al mercado interno, a la precarización de quien trabaja y a un sistema político rapaz que ha usado lo público para enriquecerse.
A final del día nos encontramos con tres visiones de país, tres forma de resolver el estancamiento económico y tres maneras de entender al desarrollo. A pesar de ello hay un atisbo de acuerdo entre los tres candidatos más visibles que vale la pena señalar: México tiene que cambiar su paradigma productivo para poder acabar con la pobreza, la desigualdad, la violencia y la catástrofe ambiental. Todos coinciden en que no hay manera de seguir con la misma estrategia.