Rodrigo Medellín lleva 40 años dedicados a trabajar a favor del medio ambiente. Parte de sus proyectos han sido en la península de Yucatán. Es una de las personas que se ha manifestado en contra de la forma en que se ha decidido el Tren Maya; hoy particularmente en contra de los tramos 5, 6 y 7, los últimos dos –que van de Tulum a Bacalar y de Bacalar a Escárcega– a cargo del Ejército.
A pesar de que forma parte de quienes han sido llamados pseudoecologistas por Andrés Manuel López Obrador, Medellín no se atora en eso y le propone al Presidente que ponga a los ecologistas del gobierno para dialogar sobre las implicaciones del tren, sobre todo ahora que se han iniciado las etapas a cargo de ingenieros militares, trazo que cruza tres reservas naturales.
"La imagen que tengo de los soldados, de los ingenieros militares, es muy buena, han tenido un récord de aportaciones a la vida del país”, me dice Medellín vía telefónica. “Pero las condiciones actuales del proyecto del tren no son las correctas para poder llevar a cabo un proyecto sustentable, amigable con el medio ambiente, benéfico para los habitantes de la península de Yucatán, humanos o no humanos”.
El también investigador titular del Instituto de Ecología de la Universidad Nacional Autónoma de México subraya que lo que le parece “crucial es que sigan avanzando a pesar de que se han señalado un montón de fallas legales, sociales, ecológicas y económicas”.
"En el tramo 5 no hay ni siquiera manifestación de impacto ambiental. Con respecto a los tramos 6 y 7, son los que van por el sur de la Península. He sido muy claro en que corre el riesgo de causar un grave problema ecológico, tanto para la gente como para los ecosistemas, si no se hace con cuidado. Porque esa zona es la que tiene los bosques tropicales de bosques húmedos más conservados del país. Y con este avance es posible que se le dé el tiro de gracia al ecosistema. Sería momento de cuestionarnos cuál es la necesidad de llevar a cabo un tren con los problemas ya señalados con tal celeridad. A mí no me queda nada claro por qué el Presidente quiere hacerlo con tal velocidad y brincándose las trancas”.
Para Medellín el tema de si se hacen o no consultas a los pobladores debería partir de informar a las comunidades primero del proyecto ejecutivo del Tren Maya, y luego se recaban las opiniones de los pobladores. Cosa que, denuncia, no ha ocurrido.
“(Las consultas) se hicieron antes de que tuvieran un plan ejecutivo definido para el Tren Maya. Está todo sobre las rodillas, están haciendo cambios, el ejemplo es el tramo 5, por la presión que hicieron los hoteleros –no por causas técnicas– se cambió a 5 kilómetros adentro de la selva. Ojalá los académicos, ojalá las comunidades tuviéramos la voz que tienen los hoteles; no es así”.
En el caso de los tramos a cargo del Ejército, pasarán por tres zonas protegidas: la reserva de la biósfera Calakmul, la reserva más grande de bosque tropical húmedo de todo el país, y dos reservas estatales, Balam-Kú y Balam-Kin.
“Espero, tengo verdaderas esperanzas, de que ahora el Ejército, a cargo de esa parte en el sur de la Península, llame a mesas de diálogo, y que podamos sentarnos a charlar con toda la evidencia en frente, y que se realice un proyecto que sea verdaderamente sustentable, amigable con el medio ambiente, que respete los derechos de los pueblos originarios, que se haga de manera económica y que sea un verdadero orgullo para México y para el legado del presidente López Obrador.
“Ahorita mi trabajo está concentrado en murciélagos de esa región. El trazo 6 y 7 pasa muy cerca de una cueva que es la concentración más importante de murciélagos en toda la región neotropical, desde el centro de México hasta el sur de Argentina. No hay una cueva con más murciélagos que ahí. Son 3 millones de murciélagos, y cada millón de murciélagos destruye 10 toneladas de insectos cada noche.
“Si le pasa algo a esa cueva se acaba el servicio ecosistémico del control de plagas, la gente tendría que aplicar más plaguicida, con las enfermedades que eso pueda provocar; vamos a tener un desastre ecológico otra vez”.
Por ser de roca kárstica la cueva es frágil. Rodrigo teme que el Ejército no tenga cuidado y que se destruya la cámara de maternidad de los murciélagos. Y, por otro lado, que al mover el trazo tampoco se respete el corredor de los jaguares que está cercano a esa cueva.
El Ejército tendrá en el Tren Maya el reto de mostrarse como amigo o enemigo del medio ambiente. ¿Dialogarán con los expertos?