Porque el partido busca mantenerse en Los Pinos seis años más
En una decisión controvertida para un sector del PRI, este miércoles el partido tricolor aprobó retirar los candados para permitir las candidaturas a ciudadanos simpatizantes del partido.
Con esta decisión, la elección del candidato presidencial en 2018 podría ampliarse más allá de los militantes.
Este es el momento, los priistas estamos definiendo el futuro de nuestro Partido y de nuestro País. @EnriqueOchoaR en Toluca. #TuVozPRImero pic.twitter.com/RyLYwOfqvl
— PRI (@PRI_Nacional) 10 de agosto de 2017
Con la eliminación de candados para la candidatura presidencial priista, se abrió la puerta para que José Antonio Meade Kuribreña, secretario de Hacienda, pueda ser el candidato del PRI en 2018.
Pero, ¿por qué el PRI abrió su candidatura presidencial a una persona que no sea militante de hueso colorado?
Estas son algunas de las respuestas.
ENCUESTAS
Al PRI no le iría nada bien si hoy fueran las elecciones presidenciales, ya que el tricolor se iría hasta el tercer lugar (tal como le pasó en 2006).
Al menos eso es lo que arroja una encuesta realizada por Reforma en julio pasado que coloca a Morena, partido que lidera Andrés Manuel López Obrador, como el favorito para ganar los comicios de 2018.
Según el ejercicio, el partido de López Obrador obtiene un 28% de las preferencias electorales, frente a un 23% que consigue el PAN. En tercer lugar está el PRI con el 17% de las preferencias.
La encuesta de Reforma también reveló que 8 de cada 10 mexicanos quieren un cambio de partido en el gobierno y las opciones que más les gustan son Morena y el PAN.
Así que postular a una persona que no sea militante del PRI como candidato tricolor a Los Pinos podría dar la apariencia de que no se está impulsando a un priista, sino a un candidato externo sin vínculos fuertes con el partido.
CAÍDA ELECTORAL
Históricamente, el Estado de México ha sido la entidad que más votos le ha redituado al PRI y es un bastión tricolor, además de ser el lugar de nacimiento del presidente Peña Nieto.
Sin embargo, en las pasadas elecciones para gobernador, el priismo apenas ganó la entidad mexiquense con un 2.78% de diferencia sobre Morena (169 mil 167 sufragios).
El PRI logró que su candidato, Alfredo del Mazo Maza, ganara abanderando la coalición integrada por el Partido Verde y Nueva Alianza, consiguiendo 2 millones 40 mil 709 votos, mientras que Delfina Gómez, de Morena, se quedó con 1 millón 871 mil 542 votos.
Pero por si solo, el priismo mexiquense obtuvo 1 millón 805 mil 745 votos, 65 mil 797 menos que Morena.
Se publica Cómputo final de la elección ordinaria para elegir Gobernador Constitucional de EdoMéx. pic.twitter.com/vOVhCZwXYk
— IEEM (@IEEM_MX) 8 de agosto de 2017
Hay que recordar que Eruviel Ávila Villegas ganó la elección a la gubernatura mexiquense en 2011 (también en coalición con el Verde y Nueva Alianza) con 3 millones 18 mil 588 sufragios, 977 mil 879 votos más que los que ganó la coalición que encabezó Alfredo del Mazo.
Algunos analistas sugirieron que el triunfo tricolor estuvo en riesgo en parte porque el candidato del PRI era identificado con Enrique Peña Nieto, al ser Del Mazo primo del Ejecutivo.
Peor aún: a nivel nacional, desde 2015, el PRI es el partido que más votos ha perdido por estados (tres millones de sufragios en tres años, 1.3 millones tan sólo en 2017), de acuerdo con Luis Carlos Ugalde, director de Integralia.
CORRUPCIÓN
Desde que Enrique Ochoa Reza tomó posesión como nuevo presidente nacional del PRI (en julio de 2016), el discurso manejado por él y la militancia se concentró en un tema primordial: el combate a la corrupción.
¿El motivo? Las acusaciones de corrupción, desvío de recursos y vínculos con el crimen organizado en contra de por lo menos cinco exgobernadores priistas: Javier Duarte de Ochoa (Veracruz), Roberto Borge Angulo (Quintana Roo), César Duarte Jáquez (Chihuahua), Rodrigo Medina de la Cruz (Nuevo León) y Tomás Yarrington Ruvalcaba (Tamaulipas).
Ante estos casos, el pasado 28 de octubre el PRI anunció la creación de su propia Comisión Anticorrupción.
“El elemento más adverso a la clase política son las acusaciones de corrupción y de impunidad. Cuando uno de nuestros militantes le falla a la sociedad y se corrompe lastima profundamente al partido, a sus militantes. Los corruptos deben de terminar en la cárcel. Nadie quiere más Javier Duarte”, dijo Ochoa Reza.
El tema no es menor. De acuerdo con una encuesta nacional de El Financiero realizada en marzo pasado, un 51% de los consultados manifestó que la corrupción les preocupa 'mucho'.
Y aquí entra un candidato como Meade. El secretario de Hacienda tiene una característica inusual entre los máximos funcionarios del gobierno de México: es un hombre con una reputación de honestidad, de acuerdo con un reporte de Bloomberg.
Trabajemos en todos los espacios posibles por la plena inclusión de las mujeres. En #SectorHacendario estamos comprometidos. #SHCPporMujeres pic.twitter.com/1ltLYnkiT7
— José Antonio Meade (@JoseAMeadeK) 10 de agosto de 2017
DISTANCIAMIENTO CON PEÑA
Es un hecho, la ciudadanía no está satisfecha con el trabajo del gobierno de Enrique Peña Nieto.
Una encuesta de El Financiero realizada en junio pasado arrojó que un 85% de los encuestados dijo estar insatisfecho con la manera en que marchan las cosas en el país.
Esto significa que la insatisfacción de los ciudadanos mexicanos aumentó 10 puntos porcentuales en un año, ya que en junio de 2016, el 75% de los encuestados se dijo insatisfecho.
Por lo que si el PRI elige a candidato simpatizante del tricolor pero no militante de dicho partido, se podría presentar al abanderado priista como una persona poco cercana con el gobierno actual.
POCO CONOCIDO
José Antonio Meade se encuentra entre los aspirantes presidenciables del PRI que menos conoce la ciudadanía, de acuerdo con una encuesta de El Financiero publicada en julio pasado: un 70% de los encuestados dijeron no ubicar al funcionario federal.
Pero esto es algo que incluso podría ser bueno para él, ya que ser reconocido no necesariamente significa que tengan de ti una opinión positiva.
Por ejemplo, Andrés Manuel López Obrador, el presidenciable más conocido (9 de cada 10 encuestados lo identifican) tiene una opinión desfavorable en 34% de las personas encuestadas, el porcentaje más alto entre los aspirantes a llegar a Los Pinos en 2018.
En cambio, Meade tiene un 15% de opinión desfavorable (menos de la mitad que AMLO), aunque solo un 7% de opinión positiva.
Eso sí, entre los aspirantes presidenciales del PRI, Meade ocupa los últimos lugares de preferencias.
En primer lugar de las preferencias rumbo al 2018, tanto en simpatizantes del PRI como en la población en general, está el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, seguido por el gobernador del Estado de México, Eruviel Ávila, y el secretario de Relaciones Exteriores, Luis Videgaray.