Porque AMLO prometió crecer 4% en promedio en su sexenio
Expertos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) estiman que para 2019 y hasta 2020, el crecimiento de la economía mexicana será de 1.4%.
De acuerdo con un comunicado, entre los factores internos se encuentran el aumento a los precios de los energéticos, el posible incremento salarial, que podría ser superior a la productividad, y el incremento al déficit primario.
Además de "la falta de cohesión entre los poderes Ejecutivo y Legislativo durante el nuevo gobierno que puede desincronizar las políticas públicas", detalló Eduardo Loría, del Centro de Modelística y Pronósticos Económicos (Cempe), de la Facultad de Economía.
"Para este pronóstico hemos incluido también variables de descomposición social, como la criminalidad. De igual manera, la inversión ha perdido eficiencia, y requerimos que el capital genere más. Además, mayor gasto no reduce necesariamente la pobreza, por lo que la mejor reforma estructural es recuperar el Estado de derecho", subrayó.
El econometrista, que por más de 15 años ha presentado estimaciones de coyuntura, expuso que entre los factores externos de incertidumbre se pueden mencionar la salida de capitales del país, las presiones a tasas de interés cambiarias y financieras, y la caída en los precios del petróleo.
Otro elemento es el empeoramiento de la balanza comercial de Estados Unidos por su guerra comercial, y el probable fin del ciclo económico expansivo de la Unión Americana –estimado para 2020–, que tiene un encadenamiento estrecho con la economía mexicana desde 1993, dijo en la reunión trimestral del Cempe.
John Soldevilla, consultor, maestro en Planeación y Desarrollo por el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), remarcó que ninguna de las medidas económicas anunciadas por el próximo gobierno (como el aumento al consumo, al gasto público, que es deficitario, la creación de empleos, y aumento de exportaciones) es sostenible en el largo plazo, por lo que la única variable que queda es la inversión.
"Hay un problema estructural: de 1941 a 1982 crecimos a más del 6%, y de 1983 a la fecha a un tercio de esa cifra. Si el país no invierte, no crece. No hay otra fórmula", explicó.
En la actualidad, prosiguió, deberíamos tener una tasa de crecimiento de 4%, con tres millones de nuevos empleos anuales, pero sólo se logran 600 mil, debido a que la inversión determina la tasa de crecimiento.
Soldevilla precisó que sólo una recesión de la economía estadounidense pondría en riesgo a la mexicana, pues nuestra nación cuenta con todo el entorno favorable para los inversionistas: la inflación más baja en 60 años, tasas de interés bajas, reservas internacionales positivas, deuda pública aún manejable: "Lo que ha detenido la inversión y el crecimiento, son los factores sociopolíticos y la debilidad de las instituciones", dijo.
La falta de avance al Estado de derecho, y en el combate a la corrupción, a la impunidad, inseguridad, violencia y el crimen organizado, son los retos para el gobierno entrante: "La gran paradoja es que técnicamente la gran oportunidad es la inversión en infraestructura, en obras de construcción como carreteras y aeropuertos".
Blanca Lilia Avendaño, académica de la Facultad de Economía y de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, acentuó que padecemos un serio problema de crecimiento estructural, pues se ha mermado la participación de los sectores agrícola e industrial, y la mayor parte de los empleos se han creado en el sector servicios, "y esa fuerza de trabajo no ha sido absorbida adecuadamente".
Señaló que además de los factores mencionados, las siete principales economías de Latinoamérica (Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Perú, Venezuela y México) sufren una desaceleración en su crecimiento.