Alejandro Moreno: Renegociación y votos

Un sector de campesinos mexicanos protestaron por la renegociación del TLCAN
Un sector de campesinos mexicanos protestaron por la renegociación del TLCAN
Contra el Tratado.Un sector de campesinos mexicanos protestaron por la renegociación del TLCAN
Cuartoscuro
autor
Alejandro Moreno
Director de encuestas de Nación321
2017-08-18 |07:26 Hrs.Actualización07:26 Hrs.

Esta semana inició el proceso de renegociación del TLCAN. Los expertos nos irán reportando lo que se avance, retroceda y cambie acerca del tratado comercial, pero quienes vemos todo en función de popularidad, apoyo político y votos, ya empezamos a especular un poco acerca del posible impacto de la renegociación en los procesos electorales de 2018. 

Según los datos de encuestas que hemos realizado en El Financiero, la postura que tienen los electores mexicanos con respecto al TLCAN sí se relacionan con su preferencia política. Quienes apoyan la renegociación del TLCAN son más probables de votar por el PAN, mientras que aquellos que están más a favor de que México se salga del tratado comercial, apoyan más a Morena. 

Para ponerle datos a esto, la encuesta nacional realizada en marzo pasado indica que el 54% de los entrevistados apoya renegociar el TLCAN, mientras que el 31%  manifestó su preferencia de que México se salga del tratado comercial.

Entre los mexicanos que apoyan la renegociación, el 37% dijo que daría su voto a la candidata presidencial puntera del PAN, mientras que el candidato presidencial de Morena obtuvo 28% y el del PRI 24%. Esta es una diferencia sustancial que claramente indica que el blanquiazul es favorecido por los mexicanos que esperan un buen proceso de renegociación y continuidad del TLCAN. 

Por el contrario, entre quienes prefieren que México se salga del tratado comercial, el 35% daría su voto al candidato presidencial de Morena, 27% al PAN y 23% al PRI. Las preferencias políticas se polarizan con claridad entre el PAN y Morena como los campos opuestos en el debate sobre el TLCAN. 

Se trata de una diferenciación ideológica importante que también se ve reflejada en la identificación de izquierda y derecha de los electores. De los que se identifican como de derecha, el 60% apoya la renegociación y 26% la salida del TLCAN. Entre los que se identifican como de izquierda, el 48% está a favor de la renegociación y el 41% de la salida. 

Estos datos indican que detrás de las discusiones en torno al tratado, por técnicas que éstas sean, hay un amplio espacio para la politización del proceso: la renegociación es politizable. 

El apoyo al PRI no se diferencia mucho en este eje de debate ideológico, pero las encuestas revelan que el priismo puede ser mucho más sensible al interés material y los beneficios tangibles que la renegociación pueda traer. 

Según la encuesta nacional realizada en junio, el 26% de los entrevistados dijo tener familiares en Estados unidos de los cuales recibe dinero. Entre este público receptor de remesas, la intención de voto por el PRI alcanza 29%, mientras que el PAN y Morena empatan en 21%. 

En otras palabras, el PRI es más fuerte entre los receptores de remesas, por lo que este tema en particular podría ser altamente sensible para el partido gobernante. 

Las discusiones técnicas de la renegociación quizás serán difíciles de digerir para una buena parte de la opinión pública, pero no dudo que los partidos y los presidenciables se encarguen de traducirlas y de politizarlas. Por ello, el timing de la renegociación, así como sus resultados parciales, irán abonando a las campañas políticas de 2018. 

Del otro lado de la frontera, podríamos esperar que el presidente Trump vaya alimentando con buenas noticias a la opinión pública norteamericana, destacando los beneficios de la renegociación, por simbólicas que éstas sean. En noviembre de 2018 habrá elecciones en Estados Unidos, y la renegociación es una oportunidad para que Trump pueda abonar puntos a su decaída popularidad. 

Para el gobierno de México será crucial encontrar la reacción adecuada a las noticias que vaya dando Trump, ya que de este lado pueden ser también buenas, o bastante malas, con las implicaciones correspondientes para el partido gobernante. Esto significa que, además de un dream team negociador, también hará falta un dream team comunicador.