Que ya mejor no canten Ingrata porque deja tú lo naca: invita al feminicidio, Que ya no escribas lo que piensas, no porque pienses pendejadas, sino porque no son las que a mí me gustan, Que quítame el anuncio de Kendall Jenner porque es insensible ante una horrible realidad: que la Pepsi todavía existe.
El internet no sólo alberga el santuario más grande de pornografía en la historia sino que oferta más información de la que estás preparado para entender a las 8 de la mañana; la información compite y busca bandos, radicaliza opiniones, democratiza el odio. Conviene ahora enojarse por casi cualquier cosa como respuesta al abandono ideológico de la época. Una especie de “miren cómo me importa esto que en realidad no me importa”.
Dice por ahí Bo Burnham (claro que puedo regresar a mis referencias populacheras) que la nuestra es la primera generación donde eres performer y espectador todo el tiempo, Instagram te gusta porque te ven la cara y le ves la cara a la que te gusta, no pun intended, en este ecosistema es sólo natural que las opiniones de arroba nadie sean levantadas y replicadas como una norma, tener una opinión tiene consecuencias porque la libertad se ha vuelto rigorista.
Pensar tiene reglas cognitivas que no nos importan y culturales que mejor apréndetelas: no digas “joto”, no digas “gorda” y pon a un negro en los comerciales. Afroamericano.
¿Es una novedad castigar por pensar? Nah, ve a tener una opinión distinta a la popular hace 100 años o mejor hace 200 para que el punto quede claro. Lo único que ha cambiado es que el totalitarismo se sentó del otro lado de la mesa, una mesa a la que le dan igual las izquierdas o derechas porque todos acaban cenando lo mismo. Porque mira que nomás hay de dos y yo no las inventé: o puedes gritar “puto” cada que el portero despeja o no puedes gritar nada en el estadio. Escoge.
Vienen elecciones, viene la destrucción de amistades, la imposición de ideologías, el esencialismo ranchero de la izquierda mejicana, es momento en el que valdrá la pena argumentar con ideas y no con restricciones, acuérdense de Orwell, pues.
Chauuuu